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Por: Cesar Hemel Ortiz Díaz, pbro.

Psicólogo y especialista en orientación vocacional y ocupacional.

En la actualidad es normal que se escuche hablar de desintegración familiar, entendida esta como la ausencia parcial, temporal o total de uno de los progenitores. Basta observar las estadísticas de los últimos años para conocer la magnitud de la realidad.

Los obispos de Colombia reunidos en Asamblea Plenaria han reitera el llamado al pueblo colombiano a “hacernos uno en la enorme tarea por la paz”.

Ante la escala de violencia que azota al departamento en los últimos meses, la Iglesia Católica de Norte de Santander ha hecho un llamado a “quienes ejercen el poder de las armas a la sensatez, a la cordura”.

A su llegada a suelo latinoamericano, durante la ceremonia de bienvenida en el Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre en Quito, el Sumo Pontífice, tras manifestar su alegría de regresar a tierra americanas, destacando la cercanía de su gente, la riqueza cultural y frutos en la fe de esta tierra,  recordó que «el desarrollo tiene que poner especial atención en las minorías más frágiles y vulnerables que siguen siendo las deudas de toda América Latina».

Familiares y amigos de miembros de la policía y de las Fuerzas Militares se unieron en oración, este 3 de julio, en el Centro de Comunicaciones de la Diócesis de Cúcuta, pidiendo por el respeto a la vida, el cese de las acciones violentas y la protección de sus hogares.

Hoy vemos la familia como “la escuela más rica de la humanidad”, tomando palabras de la constitución Gaudium et Spes, donde también se menciona la necesidad de comunicar la doctrina de la fe sobre el matrimonio de forma “comunicativa y eficaz”.

Habitantes de la frontera colombo- venezolana elevaron una oración por la paz el 19 de junio, en la parroquia San Pedro Apóstol, ubicada en el corregimiento de La Parada.

Fue el lema que acompañó la tercera versión de la Noche Blanca Universitaria, realizada  el 12 de junio, en la parroquia Santo Domingo Savio, del barrio Ceiba II.