El Santo Padre mencionó que el Señor repitió lo que estaba en el Antiguo Testamento, ¿cuál es el mandamiento más grande?, “Amar a Dios con todo el corazón, con todas tus fuerzas, con toda el alma, y al prójimo como a ti mismo.
El orar por los enemigos no solo ayuda a cumplir a cabalidad los mandamientos y la ley de Dios, es una terapia de sanación y perdón para nosotros, pues un corazón sin rencor “nos ayudará a parecernos más al Padre, que es perfecto”, enfatizó el Santo Padre, al señalar que “Es el último peldaño de este camino, el más difícil, el amar al enemigo”.
El Papa finalizó su homilía de la misa celebrada en Santa Marta, pidiendo al Señor para que nos dé la gracia de “rezar por los que nos hacen mal, que nos persiguen”.
Con información de Zenit