La introducción de la carta hace referencia a la relación: “La Iglesia rejuvenece por el poder del Evangelio y el Espíritu continuamente la renueva, edificándola y guiándola con diversos dones jerárquicos y carismáticos”.
El documento señala que “tanto antes como después del Concilio Vaticano II han surgido numerosos grupos eclesiales que constituyen un gran recurso de renovación para la Iglesia y para la urgente ‘conversión pastoral y misionera’ de toda la vida eclesial”; además, en la carta se mencionan “los elementos teológicos y eclesiológicos que puedan favorecer una ordenada participación de las nuevas agregaciones a la comunión eclesial para un pleno empeño misionero de toda la Iglesia”.
‘Iuvenescit Ecclesia’, que fue aprobado por el Papa Francisco el pasado 14 de marzo, tiene como propósito que la autoridad eclesiástica reconozca específica y auténticamente los carismas que se presentan.
En uno de los capítulos del documento, la Congregación para la Doctrina de la Fe detalla los criterios que debe tener el discernimiento de los dones carismáticos: “El primado de la vocación de todo cristiano a la santidad; el compromiso con la difusión misionera del Evangelio; la confesión de la fe católica; el testimonio de una comunión activa con toda la Iglesia; el respeto y el reconocimiento de la complementariedad mutua de los otros componentes en la Iglesia carismática”.
“La relación entre dones jerárquicos y carismáticos permite que la Iglesia “proclame la alegría del Evangelio y despierte la adhesión de los fieles, y también de los no creyentes, no por proselitismo sino por atracción”, mencionó el cardenal Marc Ouellet, P.S.S, prefecto de la Congregación para los obispos a la agencia Zenit.
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Resumen Agencias Católicas
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