Por Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid
Colombia se dispone con gozo a la Visita Apostólica del Papa Francisco. Faltan pocos días para su llegada y todos nos vamos preparando de muchas formas para aprovechar espiritualmente esta gran gracia que comparte su visita. Cuatro ciudades, pero también todos nosotros con gozo e ilusión esperamos escuchar sus palabras y compartir con él, los cinco días que nos ha querido regalar.
En un clima de esperanza y de alegría, el Sucesor de Pedro emprende su camino para traernos el mensaje del Evangelio y para confirmarnos en la fe, ayudándonos a DAR EL PRIMER PASO, en un camino de consolidación de la PAZ DE CRISTO.
En la figura de Pedro encontramos un gran contenido espiritual, que se transmite a su Sucesor como Obispo de Roma, el Papa FRANCISCO. Desde los comienzos de la Iglesia encontramos a Pedro llevando la Buena Noticia de la Salvación. Para ello podríamos leer con fe los capítulos iniciales de los Hechos de los Apóstoles en los que aparece Pedro visitando las Iglesias, acompañando la Evangelización. Pedro es la Roca (Mt 16, 18), la piedra sobre la cual el Señor construye su Iglesia y la fortalece, él es llamado a confirmar a sus hermanos en la fe (Lc 22, 32).
Colombia necesita esta presencia gozosa y llena de esperanza. La Iglesia de Colombia en la que todos los bautizados tenemos una misión, unos carismas, unas llamadas específicas, sabe que cuando viene el Papa FRANCISCO, trae consigo la gracia de la verdad, la alegría de la paz, la presencia amorosa de Cristo Buen Pastor, la fuerza del Espíritu Divino que alienta las tareas y el navegar de la Iglesia. Tenemos la gracia de un Papa cercano, que con sus gestos, con sus palabras, con su testimonio nos alienta a vivir en sintonía con Jesús, llevándonos a tener la experiencia del Evangelio en nuestras familias y comunidades.
Pedro, el Pescador de Galilea, fue llamado por el Señor para que sirviera a sus hermanos presidiéndolos en la caridad, para que los confirmara en la fe y para que les mostrara el camino hacia Jesús. El Señor le dijo claramente “Tu, Sígueme” (Jn 21, 22).
La visita del Papa FRANCISCO es, entonces, la perpetuidad de esta llamada al apóstol que se concreta en nuestra tierra, en nuestros corazones, en nuestra vida de Iglesia que cree, espera, ama, trabaja, sirve y quiere seguir construyendo la esperanza en esta tierra bendita.
Cuando Pedro viene en la persona queridísima del Papa FRANCISCO, nos compromete. Dios nos necesita a todos en las tareas del Reino. El Papa nos preside en esta misión evangelizadora que necesita el mundo atormentado por la violencia, necesitado de la misericordia que se vuelve el único camino para restaurar el corazón de la humanidad.
Muchos vamos a participar en los distintos encuentros y momentos de la Visita Apostólica de Papa FRANCISCO en Colombia. Los modernos medios de comunicación social nos acercan al Papa, a su voz, procuremos escucharlo y sintonizarnos con sus discursos, materialmente, pero también espiritualmente. ESCUCHEMOS Y HAGAMOS VIVA LA PALABRA DEL PAPA.
Viene Pedro para continuar la tarea de los que le precedieron en su ministerio. En Colombia recordamos al Beato Paulo VI que vino en 1968 y nos dejó como legado una Iglesia dinámica y gozosa que daba respuesta a la urgencia de valores y de luces claras que vivió el mundo por aquellos tiempos, durante el Congreso Eucarístico Internacional. Su huella quedó marcada en los campesinos, en las personas que le escucharon con atención.
San Juan Pablo II, con La PAZ DE CRISTO POR LOS CAMINOS DE COLOMBIA, nos llamó a la reconciliación y a la búsqueda de caminos de perdón y de esperanza. Dejo su huella de vitalidad, de su sonrisa y su santidad en los rincones de nuestra patria.
FRANCISCO, nuestro Papa de hoy, viene también PARA DAR EL PRIMER PASO en un renovado camino de misericordia y de alegría para la Iglesia de Colombia. El será un gran peregrino de la evangelización, del anuncio de Cristo, la invitación a asumir un compromiso pastoral y evangelizador para todas nuestras comunidades.
Nuestra Diócesis de Cúcuta acoge con gozo su presencia y, con la fuerza admirable de la oración y con nuestras actitudes, sabrá decirle siempre al Papa FRANCISCO: bendito el que viene en nombre del Señor.
El Papa FRANCISCO tocará con su mano, como lo hace habitualmente, el cuadro de NUESTRA SEÑORA DE CHIQUINQUIRÁ, signo de amor de la Madre de Cristo para nuestra Patria y para Venezuela. Pidamos a ella que nos conceda el don de una gran renovación pastoral y pastoral en nuestras comunidades y a ella pidamos también por el Pueblo Venezolano que la ama, la quiere y la venera en una gran parte de su territorio.
¡Alabado sea Jesucristo!
Post Scriptum: Tengo que agradecer profundamente a todos los movimientos apostólicos, las parroquias, a los sacerdotes, diáconos, religiosas, laicos, el testimonio de Caridad que estamos viviendo en la Casa de paso LA DIVINA PROVIDENCIA, en los Comedores de caridad de siete parroquias, el Centro de Migraciones, por la atención de más de 105.000 personas, hermanos venezolanos necesitados de nuestra ayuda. Que alegría que nuestro servicio sea noticia, que nuestra caridad resplandezca. Vivamos con humildad este don de Dios, con la seguridad que serán bendiciones abundantes del Señor para toda nuestra comunidad.