En este último domingo del Tiempo Ordinario celebramos la Solemnidad de Jesucristo Rey del universo, contemplándolo como el Rey que libra a toda la creación de la esclavitud del pecado y la transforma para llevarla hasta la gloria del Padre. El reinado de Jesús se hace presente desde el servicio más alto que fue el ofrecimiento de sí mismo, como víctima inmaculada y pacificadora en el altar de la Cruz, para llevar a cabo el misterio de la redención humana, estableciendo en el mundo un reinado de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia, amor y paz, todo para gloria de Dios y salvación de todo el género humano