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El 11 y el 15 de agosto, fueron dos días que recientemente conmocionaron al país; en dos regiones se presentaron hechos violentos que acabaron con la vida de varios jóvenes.
En la ciudadela Llano Verde de Cali (Valle del Cauca), el martes 11 de agosto hallaron cinco cadáveres, víctimas de una masacre, que correspondían a menores con edades entre 14 y 15 años. A los pocos días, el sábado 15 de agosto, en la vereda Santa Catalina del municipio de Samaniego (Nariño), fueron sorprendidos un grupo de jóvenes entre 17 y 25 años, por hombres armados, quienes dispararon por todo el lugar, dejando muertas a ocho de estas personas .
Desde la Conferencia Episcopal de Colombia, los Obispos emitieron un comunicado, expresando su profundo dolor por las víctimas y el sufrimiento de sus familias. También hacen un llamado a dirigir la mirada hacia la miseria, la falta de oportunidades y “la violación de los derechos fundamentales a las que están sometidas las poblaciones más afectadas por el recrudecimiento de la violencia”.