Por: Sem. Luis Francisco Salazar Cucaita. Segundo Año de Teología, Seminario Mayor San José
Foto: Centro de Comunicaciones Diócesis de Cúcuta
Cada 11 de febrero se dedica una oración especial por los enfermos, por aquellos que sufren en el cuerpo y en el alma. En este día también se celebra la memoria litúrgica de la Santísima Virgen María en la advocación de Nuestra Señora de Lourdes, a quien se consagran los sufrimientos de tantos hermanos y hermanas que padecen alguna enfermedad.
Para llegar a la celebración de esta memoria nos debemos remontar hasta el 6 de agosto de 1905 año de fundación del municipio de Lourdes día de la Trasfiguración del Señor por el Padre Raimundo Ordoñez Yáñez, un hombre virtuoso en la fe, ardiente de celo apostólico y de gran espíritu mariano. La construcción del entonces caserío comenzó entorno del templo de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, el caserío naciente toma el nombre de Corcova, pero rápido cambio su nombre por el de la Concepción.
Luego de un viaje realizado por su fundador a Lourdes de Francia, y quedando impresionado por los milagros de la Virgen, él quiso adoptar este nombre francés para su pueblo que descansa sobre la cordillera Oriental y cuyos lugares se asemejan a aquel santo lugar donde la madre de Dios había mostrado su amor a la humanidad por medio de santa Bernardita.
Años después bajo la tutela y el amor del padre José Rosario Duarte se descubre la manifestación de la madre de Dios en esta tierra y se comienza a propagar su devoción.
La historia cuenta que la imagen se apareció unos años antes a la fundación del municipio alrededor del 1900, a una humilde y piadosa joven campesina llamada María Ureña en la vereda de Volcanes, sobre una tabla de madera que era utilizada para los oficios del hogar (algunos dicen que se usaba para hacer tabacos); sobre una rustica superficie se fue plasmando la imagen que fue confundida por esta mujer por la de una ángel.
María Ureña, había llegado a trabajar a la casa de Don José Ordoñez que vivía en el recién fundado pueblo de Lourdes y junto a ella llevaba su santa imagen. Luego empezó a prestar sus servicios en la casa parroquial con el padre Ordoñez, donde muere el 24 de agosto. Sus honras fúnebres fueron presididas por el mismo padre Ordoñez quien manifestó haber recibido de manos de María la santa reliquia y la colocó en el templo consagrando la efigie como SANTA ROSALIA, gran protectora de los enemigos del progreso y el bienestar social, y a quien le encomendó su quehacer pastoral y hacer del recién fundado pueblo, un pueblo progresista.
En el año 1936 fallece el padre Ordoñez en el corregimiento Las Mercedes N.S. para entonces la imagen ya se había introducido bajo el nombre de Santa Rosalía en el nuevo templo, quedando sin ningún amparo y siendo tratado como un objeto más de la parroquia, hasta el punto de darse por perdida sin que ninguno de los sacerdotes sucesores se ocupara de buscarla o rescatarla. El 12 de agosto de 1958 es nombrado párroco el padre José Rosario Duarte.
El mismo padre Duarte en su libro titulado “EL CRISTO DE FRENTE” en su segunda parte titulada “EL CRISTO DE FRENTE EN LOURDES” escribe “QUÉ EXTRAORDINARIOS SON LOS CAMINOS DE DIOS, SE ME PRESENTÓ EL CRISTO CON SU SANTA MADRE”; en un rinconcito del templo, este sacerdote halla casi olvidado y abandonado, un nicho pequeñito y requemado una imagen que se veneraba con el nombre de Santa Rosalía. Tomándolo en sus manos y llevándolo hacia la luz, se encontró por sorpresa de que el fondo de esa borrosa imagen aparecía el rostro de la Inmaculada de Murillo. Con las manos puestas hacia el pecho como sujetando un cáliz, con doce estrellas y una corona sobre su cabeza como nimbo de sus rostro, parecida a las imágenes de la época de la colonia.
El padre Duarte toma la imagen y la presenta sus feligreses afirmando de que no se trataba de Santa Rosalía, sino de la imagen de la Santísima Virgen María.
Así comenzó una etapa de propagación de la fe hacia la santa imagen, haciendo réplicas de ella y llevándolas hasta las diversas casas. El padre Duarte trasladó el retablo casi deshecho por el abandono, la humedad, y en donde la figura aparecida poco se notaba, colocándola en una de las partes laterales del templo, haciendo ver a la feligresía que la hoy patrona de Lourdes por medio del padre Ordoñez sale de sus humilde refugio para bendecir y auxiliar a todos sus buenos hijos. El padre Duarte mando construir un monumento con una gran fuente, de donde se tomaba el agua, entonces comenzaron a aparecer milagros y las bendiciones de la Virgen.
La misma historia puesta por escrita por el padre Duarte dice que a medida en que aumentaba la veneración a la Virgen esta aparición se hacía más evidente a los ojos del pueblo, renovándose con tintas indelebles, hasta el punto que cada día se plasma su imagen cada vez mejor.
Nuestra Señora de Lourdes es madre eucarística y de los enfermos, ella como buena madre nos enseña a llevar a Jesús en el corazón, a tenerle presente en cada situación de nuestra vida. En ella depositemos nuestro amor de hijos para que siempre nos acojamos a su manto maternal.
Suplicamos ardientemente a la madre del cielo para que cubra y bendiga la vida de quienes con ferviente amor se acogen a su protección, en especial quienes padecen quebrantos de salud y quienes buscan el auxilio de una madre. Que María Santísima continúe animando y acrecentando nuestra experiencia de fe en este camino en búsqueda de la santidad.