Papa Francisco invitó a los Obispos de Centroamérica a acercarse a la realidad de los jóvenes

Foto: panama2019.pa 

En el desarrollo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Panamá 2019, el Papa Francisco sostuvo un encuentro con los Obispos centroamericanos.

En la parroquia San Francisco de Asís de Ciudad de Panamá, el Papa se dirigió a los 80 Obispos presentes en la JMJ.

A continuación, algunos apartes del discurso pronunciado por el Santo Padre.

Queridos hermanos:

Poder encontrarme con ustedes es también “regalarme” la oportunidad de poder abrazar y sentirme más cerca de vuestros pueblos, poder hacer míos sus anhelos, también sus desánimos y, sobre todo, esa fe “corajuda” que sabe alentar la esperanza y agilizar la caridad. Gracias por permitirme acercarme a esa fe probada pero sencilla del rostro pobre de vuestra gente que sabe que «Dios está presente, no duerme, está activo, observa y ayuda» (San Óscar Romero, Homilía, 16 diciembre 1979).

Entre los frutos proféticos de la Iglesia en Centroamérica me alegra destacar la figura de san Óscar Romero, a quien tuve el privilegio de canonizar recientemente en el contexto del Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes. Su vida y enseñanza son fuente de inspiración para nuestras Iglesias y, de modo particular, para nosotros obispos. Él también fue mala palabra. Sospechado, excomulgado en los cuchicheos privados de tantos obispos.

Sentir con la Iglesia

  1. Reconocimiento y gratitud: Me gustaría centrar este primer Sentir con la Iglesia, de la mano de san Óscar, como acción de gracias, o sea gratitud por tanto bien recibido, no merecido. Romero pudo sintonizar y aprender a vivir la Iglesia porque amaba entrañablemente a quien lo había engendrado en la fe. Sin este amor de entrañas será muy difícil comprender su historia y su conversión, ya que fue este mismo amor el que lo guio hasta la entrega martirial. El martirio no es sinónimo de pusilanimidad o de la actitud de alguien que no ama la vida y no sabe reconocer el valor que tiene. Al contrario, el mártir es aquel que es capaz de darle carne y hacer vida esta acción de gracias.
  2. Un amor con sabor a pueblo: Este amor, adhesión y gratitud, lo llevó a abrazar con pasión, pero también con dedicación y estudio, todo el aporte y renovación magisterial que el Concilio Vaticano II proponía. Allí encontraba la mano segura en el seguimiento de Cristo. No fue un ideólogo ni ideológico; su actuar nació de una compenetración con los documentos conciliares. Iluminado desde este horizonte eclesial, sentir con la Iglesia es para Romero contemplarla como Pueblo de Dios
  3. Llevar en las entrañas la kénosis de Cristo: La kénosis de Cristo no es cosa del pasado sino garantía presente para sentir y descubrir su presencia actuante en la historia. Es importante, hermanos, que no tengamos miedo de tocar y de acercarnos a las heridas de nuestra gente, que también son nuestras heridas, y esto hacerlo al estilo del Señor. El pastor no puede estar lejos del sufrimiento de su pueblo; es más, podríamos decir que el corazón del pastor se mide por su capacidad de dejarse conmover frente a tantas vidas dolidas y amenazadas.

Esta Jornada Mundial de la Juventud es una oportunidad única para salir al encuentro y acercarse aún más a la realidad de nuestros jóvenes, llena de esperanzas y deseos, pero también hondamente marcada por tantas heridas.  Ellos portan consigo una inquietud que debemos valorar, respetar, acompañar, y que tanto bien nos hace a todos porque desinstala y nos recuerda que el pastor nunca deja de ser discípulo y siempre está en camino.  Nos tiene que llenar de alegría comprobar cómo la siembra no ha caído en saco roto. Muchas de esas inquietudes e intuiciones de los jóvenes han crecido en el seno familiar alimentadas por alguna abuela o catequista.

Y los jóvenes aprendieron en la parroquia, en la pastoral educativa o juvenil. Inquietudes que crecieron en una escucha del Evangelio y en comunidades con fe viva y ferviente que encuentra tierra donde germinar. ¡Cómo no agradecer tener jóvenes inquietos por el Evangelio! Por supuesto que cansa, por supuesto que a veces molesta. Se me viene el pensamiento y la frase que decía un filósofo griego de sí mismo, yo la digo de los jóvenes: «son como un tábano sobre el lomo de un noble caballo». Para que no se duerman, caballos somos nosotros.

Los felicito por la iniciativa que esta Jornada Mundial de la Juventud haya comenzado con la jornada de la juventud indígena en David y con la jornada de la juventud de origen africano. Es un primer paso para hacer ver ese plurifacetismo de nuestros pueblos.

Hermanos, antes de terminar pongámonos bajo el manto de la Virgen y recemos juntos para que ella custodie nuestro corazón de pastores y nos ayude a servir mejor al Cuerpo de su Hijo, el santo Pueblo fiel de Dios que camina, vive y reza aquí en Centroamérica.

Que Jesús los bendiga y la Virgen María los cuide. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí para que cumpla todo lo que dije.  Muchas gracias.

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