Envío de catequistas

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Una experiencia muy satisfactoria fue el envió de los catequistas de la Diócesis de Cúcuta el pasado 26 de febrero; la misión de estos laicos comprometidos se resumió en Mc 16,15 “Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a todos los hombres”, una tarea que se hace por amor en favor de llevar a niños, jóvenes y adultos hacia Cristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida.

La jornada inició aproximadamente hacia las 8:00 A.M con un espacio de alabanza e intervenciones por parte de los sacerdotes, el padre Freddy Ramírez delegado de la pastoral de catequesis y los padres Víctor Ordoñez, Omar Arias y Jaime Aparicio (adjuntos).  Posteriormente, Monseñor Víctor Manuel, previo a la celebración de la Santa Misa se expresó a los más 1500 catequistas que asistentes.

“No tengan miedo, Cristo en la vida de un joven no quita nada, lo pone todo; a los niños y niñas en la catequesis hay que hablarles de vocación; lo mejor que puedo hacer con mi vida es gastarla por Dios” fueron algunas de las frases que el Obispo de Cúcuta dirigió, respecto a  las Vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa.

De esta manera, tras un breve descanso y refrigerio, inició la Eucaristía, en la cual los centenares de catequistas que durante el mes habían experimentado una inducción muy productiva, se notaron muy felices y animados, pues la alegría más grande está en el servicio desinteresado, al  llevar la Buena Nueva.

En su homilía, Monseñor Víctor, a partir del texto de Mateo, manifestó como “el catequista es aquel que lleva de la mano a los nuevos discípulos hacia Jesús, resaltando que no se puede servir a dos señores, a Dios y al dinero”, ya que muchas veces se malgasta la vida en materialismos y cosas efímeras.

“Ustedes son mis catequistas, mis servidores, son los ministros, que sirven a la Iglesia; por ello a la persona que se le ha dado un encargo, se les pide que sean fieles; ustedes transmiten la enseñanza de Dios, y tienen que ser fieles” Puntualizó el Obispo.

De esta manera  concluyó la jornada, que preparó también para la vivencia del tiempo cuaresmal, un espacio de oración, ayuno y limosna.

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