La celebración del Viernes Santo inicia con la postración del Obispo y sacerdotes, como signo de humildad, en silencio, sin canto, vestidos de color rojo, para celebrar la muerte del Señor.
Durante la celebración se viven dos acontecimientos importantes. La primera, la lectura de la Pasión del Señor según el Evangelio de San Juan, donde se contempla el misterio del Crucificado durante el camino hacia el calvario.
Durante la homilía monseñor indicó, que “en Cristo crucificado está el sentido del hombre, en Cristo crucificado, está el sentido del ser del hombre y de aquello que busca. El único sentido, la razón del ser profunda, la razón de ser verdadera de la existencia humana, es Jesucristo”.
“Aquí les presento al hombre”, en esta frase del el Evangelio de San Juan, el Obispo de la Diócesis explica el momento en que Pilato muestra a Jesús ante los hombres, y señala que a través de “la pasión se nos presenta la humanidad de Cristo, se nos presenta como ninguna otra ocasión o como ninguna otra circunstancia la humanidad de Cristo” y enfatiza que Cristo se entregó hasta lo último por los pecados de la humanidad, porque “éste es el hombre, Cristo no ahorró sufrimiento, Cristo no ahorró dolor, Cristo no ahorró su sangre para redhibirnos”, porque solo él ha cumplido con la palabra de Dios para la salvación de la humanidad.
De igual manera monseñor expresó a los fieles que “hoy vemos al Hijo de Dios que en la cruz hace el trono de su reinado, un reinado de amor, en el Rey de la cruz nos sentimos todos amados, nos sentimos todos participes de la misericordia y del perdón de Dios. Hoy vemos el reino de Cristo, un reino de amor, un reino de misericordia, un reino de perdón para todos los hombres y mujeres en el tiempo y en la historia humana”, por eso, es tiempo de vivir en el amor del Señor, que lo reflejó ante la Cruz.
Una segunda parte de la celebración es la Adoración de la Cruz. Este es un espacio donde el prelado con los Diáconos, Sacerdotes y fieles se acercan al crucifijo en señal de adoración a Cristo, quien triunfó en la cruz al salvar del pecado a la humanidad y darle la vida eterna, en la espera de la resurrección del Señor.
Finalmente los fieles bautizados de esta Iglesia Particular participaron de la Sagrada Comunión, con las formas consagradas en la eucaristía de la Cena del Señor.