Este 13 de febrero en su acostumbrada homilía de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco a partir del texto del Génesis, en el pasaje de Caín y Abel, la historia “de una hermandad que debía crecer, ser bella, pero que termina destruida”, reflexionó y explicó como los “celos inofensivos” pueden llevar a las personas al resentimiento y al odio, rompiendo las buenas relaciones, alejando e inclusive matando.
“Así crecen las enemistades entre nosotros: comienzan con una cosa pequeña, unos celos, una envidia, y luego crece y vemos la vida solo desde ese punto y esa pajilla se convierte en un fardo, y está allí. Y nuestra vida comienza a girar alrededor de eso y eso destruye el lazo de la hermandad, destruye la fraternidad”.
El santo Padre resaltó el daño que los malos sentimientos pueden generar, e invitó a repetir la pregunta que Dios hace a Caín “¿Dónde está tu hermano?”, ya que dicho interrogante consiste en ver al otro como verdadero hermano y no como cosa.