Obispo de Cúcuta inicia recorrido para conocer los distintos procesos que se llevan en beneficio de los adolescentes y jóvenes en drogadicción

Fotos: Centro de Comunicaciones de la Diócesis de Cúcuta

Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta, tuvo en la mañana de este viernes 6 de mayo, un encuentro fraterno y espiritual con las directivas y pacientes del Hospital Mental Rudesindo Soto, con el objetivo de conocer las distintas iniciativas tanto público como privadas que hay en la ciudad, respecto al trabajo con personas adictas; de manera que, la Iglesia Católica presente en Cúcuta, basándose en estas experiencias, pueda plantear su proceso de ayuda a jóvenes y adolescentes bajo el flagelo de las adicciones, los cuales serán beneficiados con el fruto de la Campaña de Comunicación Cristiana de Bienes (CCCB) 2022.

La visita inició con la Sagrada Eucaristía, presidida por Monseñor y concelebrada por los sacerdotes William Aguilar Vargas, Vicario General; Héctor David Molina Cárdenas, delegado diocesano para la pastoral de adicciones y drogodependencia; Félix Ramón Celis Gómez, párroco de Nuestra Señora de las Angustias; y Pedro Orlando Mora Robayo, adscrito a la misma parroquia. En la celebración eucarística participaron los funcionarios del Hospital, pacientes y los usuarios del programa de rehabilitación.

De acuerdo con el objetivo de la CCCB 2022, con el fruto recaudado se espera crear un centro de ayuda integral para los adolescentes y jóvenes sumidos en las adicciones, y una vez esta obra sea una realidad, seguirla sosteniendo de manera permanente. Por ello, el Obispo de Cúcuta ha iniciado este recorrido, para conocer de primera mano cómo se trabaja con esta población en la ciudad, cómo vincular a la Iglesia y poder replicar estas acciones en la nueva obra, “para poder encontrar a quien se ha perdido y así camina juntos en el Nombre del Señor”, expresó Monseñor, quien en el contexto del Sínodo de la sinodalidad, les manifestó a los jóvenes que es muy importante que escuchen a sus padres, porque «ellos tienen una palabra de orientación, corrección y ayuda, y es ahí donde está la voz de Dios», por otra parte, la escucha a los profesionales que los atienden, porque «es la voz del Espíritu Santo que los anima a que se levanten».

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