Diócesis de Cúcuta y familiares dan el último adiós al presbítero, Jesús Emiro Claro

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Familiares, fieles y amigos se reunieron en la Catedral San José, el viernes 30 de junio, para dar el último adiós al presbítero, Jesús Emiro Claro, fallecido el pasado miércoles. La celebración estuvo presidida por Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, Obispo de la Diócesis de Cúcuta, concelebrada por el presbiterio diocesano y religiosos de esta Iglesia Particular.

Esta celebración nos enseña a aprender de Cristo vida para todos y esperanza de los que unidos a él por el Bautismo estamos llamados a la salvación. El Evangelio que se proclama en esta celebración da tres grandes líneas para nuestra reflexión, expresó monseñor, Víctor Manuel durante su homilía:

 “Queridos sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, hijos e hijas en el Señor, querida familia del padre Jesús Emiro Claro, doña Rosabel su madre, esta mañana nos encontramos para celebrar la fe en Cristo resucitado ponemos en Dios a nuestro amado, hermano, el padre Jesús Emiro que se ha dormido en el Señor, nuestra vida está en Dios, de él  viene y a él se dirige en un peregrinación, en la que caminamos en esta vida a la sombra de la misericordia infinita de Dios.

1 “Te doy gracias Señor”

Nuestra vida es una peregrinación, los hechos de vida, las circunstancias, la familia y el contexto social marcan la vida de un sacerdote, particularmente el Bautismo que nos hace participar del amor de Dios y de una vida nueva, la vida cristiana, un sacerdote es capaz de comprender la gracia bautismal, vivir para Dios y lo hace aún más en la Sagrada Ordenación.

Cada uno de las acciones de vida de un sacerdote, indican esa unción definitiva por Dios. Entregar a Dios y un sacerdote es reconocer el ministerio de todos y cada uno de nosotros, con sus manos toca y bendice como Cristo.

2 “Venid a mí todos los que están agobiados, que yo os aliviaré”

El Maestro nos invita en medio del cansancio y el sufrimiento a encontrar en Él, alivio. El dolor es el fuego purificador que limpia nuestra vida y hace que la existencia humana se coloque en ese camino de ordenarnos a Dios. El sufrimiento es la unión con Jesucristo que se inmola en la Cruz, es un regalo participar de ese don en la Cruz.

El Señor nos invita a unirnos y aliviar nuestra fatiga, a aliviar la humanidad de nuestra fragilidad, poniéndolos en la misericordia inmensa de Dios.

3 “Cargad con mi yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”

Esta es la oportunidad de aprender de Cristo, la liturgia en su belleza nos muestra lo que somos, despojados de la vanidad nos debemos presentar a Dios. Es una gran ocasión de revisión de vida, la palabra nos invita a seguir a Cristo, hacer de nuestra vida lo que Dios quiere.

“Damos gracias a dios por su vida y su ministerio”

Damos gracias a Dios por el sacerdote Jesús Emiro Claro, por su ministerio, con su oración que se hizo presente en nuestra Iglesia particular.

Encomendemos al padre Jesús Emiro, a Nuestra Señora la Virgen de la Esperanza, para que con su ternura de madre lo presente al creador, a ella le rogamos que venga a su encuentro, a quien él supo amar, y con amor sencillo difundió su devoción entre nosotros.

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