La celebración inició fuera del templo, que se encontraba con las puertas cerradas y las luces apagadas. Una vez se dio lectura al decreto no. 20 del 12 de Abril 2016, se realizó un momento penitencial.
Posteriormente, se entró en procesión, pero sin encender luz alguna, el altar estaba desnudo, al llegar a la sede el señor Obispo inició la celebración con la Invocación Trinitaria y el saludo litúrgico. Seguidamente, se vistió el altar, se encendió el Cirio Pascual y las luces del templo. El señor obispo procedió a la bendición del agua y la sal, y, como momento significativo penitencial, se vivió la aspersión.
Durante la homilía el obispo recalcó el sentido de esta celebración: “Nos convoca en esta tarde un profundo dolor por el irrespeto y delito cometido contra la Santísima Eucaristía, en la profanación que fue cometida el pasado martes en este templo” también resaltó: “lo que nos ha convocado es un profundo sentimiento de fe y amor a Cristo Jesús”.
Por esto, señaló el prelado: “En esta celebración lo que se hizo fue, en un ambiente de veneración, reparar, orar y celebrar este Misterios de fe, con profundo amor a Cristo en la Eucaristía”.
Después de la Sagrada Comunión se llevó en procesión a Jesús Eucaristía al Sagrario, para que allí permanezca para la adoración perpetúa y como viático para los enfermos;se adoró por unos instantes y fue incensado.
A este acto de reparación asistieron cerca de 200 personas, quienes con recogimiento y fervor vivieron cada momento de la celebración.
Al finalizar la Eucaristía Monseñor Ochoa comprometió a toda la comunidad presente y a su párroco, el padre Ruber Carrero, a realizar momentos significativos de Adoración Eucarística, como jornadas de adoración, e invitó a los presentes a mantener el Santísimo bien adornado con flores e iluminado; también les exhortó a realizar obras de caridad como dar de comer al hambriento, estar más cerca del que sufre, del que pasa necesidad, insistió el Obispo.