Actualmente la Diócesis habilitó diferentes puntos de atención para asistir a los afectados, uno de ellos es el Centro de Migraciones que brinda asistencia a 200 personas, otros dos albergues ubicados en los corregimientos de La Parada y Juan Frio, pertenecientes al municipio de Villa del Rosario, los cuales han contado también con el apoyo de la comunidad que ha hecho diferentes aportes alimentarios.
El Obispo de Cúcuta, en entrevista con el sistema informativo de la Conferencia Episcopal de Colombia, precisó que además de la necesidad de asistencia humanitaria, se han presentado otros casos complejos que involucran la separación de las familias. “Es una situación compleja. Se presenta el caso de colombianos deportados que tienen sus hijos nacidos en Venezuela y no han podido traerlos con ellos. Se ha intervenido con la Castillería y canales humanitarios como la Cruz Roja. La desintegración familiar es un tema muy importante”, destacó.
Monseñor Víctor Manuel también mostró su inquietud por las personas que se han visto obligadas a retornar. “Nos preocupa también las personas que por decisión propia, están queriendo dejar Venezuela. Tenemos en nuestro sistema Diocesano de atención más de 1500 personas que han pedido ayuda o han pedido ser acompañadas en esta difícil realidad”, destacó el prelado.
Finalmente el obispo de la Diócesis de Cúcuta habló de la necesidad de diálogo entre las dos naciones. “Es un momento en el cual las autoridades tienen que sentarse y buscar caminos para fortalecer dos países hermanos. Aquí la frontera es un límite invisible, creo que este es un lugar de contacto, de familias que son venezolanas o colombianas; es una frontera viva que debemos fortalecer entre dos países hermanos”.