San Pío X: Instaurar a Cristo (en todas las cosas) desde el amor a la catequesis y la liturgia

Por: Pbro. Clement Jaimes Sepúlveda, párroco de San Benito de Nursia

Año tras año cada 21 de agosto, la Iglesia celebra la Memoria Obligatoria del Papa San Pío X, quien fue el 257º Pontífice de la Iglesia católica, desde el 4 de agosto de 1903 hasta su muerte en 1914. Durante su pontificado, introdujo algunas reformas en la liturgia, permitió la práctica de la comunión frecuente y fomentó el acceso de los niños a la Eucaristía, y promovió mucho el estudio del catecismo; además, se destaca que encomendó al canonista Pietro Gasparri la confección del Código de Derecho Canónico (Codex Iuris Canonici) para reunir y unificar la legislación eclesiástica, hasta entonces dispersa; y, además, fundó el Instituto Bíblico para perfeccionar las traducciones de la Biblia.

  • Biografía y primeros años:

Su nombre de pila fue: Giuseppe Melchiorre Sarto. Nació el 2 de junio de 1835 en Riese, provincia de Treviso, Venecia.

Fue ordenado sacerdote en 1858. En el consistorio secreto celebrado en junio de 1893, León XIII lo creó Cardenal con el título de San Bernardo de las Termas; y en el consistorio público, tres días más tarde, fue preconizado Patriarca de Venecia, conservando mientras tanto el título de Administrador Apostólico de Mantua.

En 1898 celebró el sínodo diocesano. Promovió el uso del canto gregoriano y fue gran benefactor de Lorenzo Perosi; favoreció el trabajo social, especialmente los bancos en las parroquias rurales; se dio cuenta de los peligros que entrañaban ciertas doctrinas y conductas de algunos cristiano – demócratas y se opuso enérgicamente a ellas.

A la muerte de León XIII, los cardenales se reunieron en cónclave, sin ser candidato para algunos por no hablar francés (y es que él mismo se consideraba indigno de tal nombramiento); pero, después de varias votaciones, Giuseppe Sarto fue elegido el 4 de agosto, al obtener 55 de 60 votos posibles. Su coronación tuvo lugar el siguiente domingo, 9 de agosto de 1903.

  • Su Pontificado: grandes aportes a la liturgia y la catequesis:

En su primera Encíclica, deseando revelar hasta cierto punto su programa de trabajo, mencionó el que sería el lema de su pontificado: “instaurare omnia in Christo” (Ef 1, 10). En consecuencia, su mayor atención giró siempre sobre la defensa de los intereses de la Iglesia. Pero también se esforzó por promover la piedad entre los fieles, y fomentar la recepción frecuente de la Sagrada Comunión, diariamente, si era posible (Decr. S. Congr. Concil., 20 de diciembre de1905); también, dispensó a los enfermos de la obligación de ayunar para poder recibir la Sagrada Comunión dos veces al mes. (Decr. S. Congr. Rit., 7 de diciembre, 1906). Finalmente, mediante el Decreto “Quam Singulari” (15 de agosto de 1910), recomendó que la Primera Comunión en los niños no se demorara demasiado tiempo después de alcanzar la edad de la discreción. Fue por deseo suyo que el Congreso Eucarístico de 1905 se celebró en Roma, mientras que aumentó la solemnidad de los congresos eucarísticos posteriores mediante el envío de cardenales legados.

Como Papa publicó, el 22 de noviembre de 1903, un Motu Propio: en este caso, sobre música sacra en las iglesias, y ordenó que el auténtico Canto Gregoriano se utilizara en todas partes, mientras dispuso que los libros de cantos se imprimieran con el tipo de fuente del Vaticano bajo la supervisión de una comisión especial. En la Encíclica “Acerbo nimis” (abril 15, 1905), planteó la necesidad de que la instrucción catequética no se limitara a los niños, sino que también fuera dirigida hacia los adultos, dando para ello reglas detalladas, especialmente en lo referente a escuelas adecuadas para la impartición de la instrucción religiosa a los estudiantes de escuelas públicas, y aun de universidades. Promovió la publicación de un nuevo catecismo para la Diócesis de Roma.1

  • Caridad, serenidad y buen humor ante las dificultades:

San Pío X se distinguió por una gran firmeza para hacer frente a un ambiente que muchas veces le fue adverso, y, a la vez, estuvo lleno de una profunda humildad y sencillez.

Pío X falleció en el Palacio Apostólico de Roma el 20 de agosto de 1914, a los 79 años, a causa de un infarto agudo de miocardio. Fue enterrado en las grutas vaticanas, donde permanecieron sus restos hasta que, en 1951, fueron trasladados al altar de la capilla de la Presentación de la basílica vaticana, donde están expuestos a la veneración de los fieles. En su epitafio, se lee: Su tiara estaba formada por tres coronas: pobreza, humildad y bondad.

Pío X fue beatificado el 3 de junio de 1951, y canonizado el 3 de septiembre de 1954, en ambas oportunidades por el papa Pío XII. El 19 de mayo de 1944, los restos mortales de Pío X fueron exhumados y expuestos para veneración pública en la Capilla de la Santa Cruz de la Basílica de San Pedro. Del reconocimiento canónigo resultó su estado de completa incorrupción, treinta años después de su muerte y aunque el sumo pontífice había manifestado su voluntad de no ser sometidos a procesos de embalsamamiento. San Pío X, es considerado también el patrono de los catequistas, por su impulso constante a la catequesis para todos los fieles, sin importar las edades.

  1. U. BENIGNI – Artículo sobre la vida de San Pío X, Transcrito por David M. Cheney en el centenario de la elección de Giuseppe Sarto como Papa (agosto, 1903-2003). Tomado de: Papa San Pio X (mercaba.org). ↩︎
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