En la eucaristía, acto importante que dio apertura a este momento de fraternidad, Mons. Vidal precisó a los sacerdotes, durante la homilía: “no tenemos otra actitud que la de inclinarnos reverentemente y en un acto permanente de agradecimiento al Señor decirle gracias por fijarse en mi”.
Dirigiéndose a las familias de los presbíteros, quienes también hicieron parte de esta fiesta especial, Monseñor Julio César resaltó la importancia de la oración, particularmente en estas familias, donde “debe brillar el amor a la Iglesia por haber en cada una ellas un hombre de Dios, el sacerdote”.
“Nuestra vocación depende de muchas cosas pero no cabe duda que la base depende de nuestros padres. (…) El papá y la mamá nunca pueden dejar de orar por un sacerdote; está en la oración del padre y de la madre que su hijo siga los pasos de Jesucristo, viva como Él vivió y entregue totalmente su vida al servicio del reino como lo hizo Santa Lucía” resaltó el obispo de Cúcuta.
Finalmente invitó a que tengamos una actitud de oración hacia los sacerdotes para que vayan con transparencia y rectitud de intención buscando el testimonio de Cristo.
El encuentro finalizó con el almuerzo y un recordatorio de la imagen de la familia de Nazaret a los participantes.