La eucaristía fue presidida por Mons. Julio César Vidal y concelebrada por los sacerdotes Daniel Bolívar y Jesús Uriel Cristancho, Delegado de la Pastoral Litúrgica Diocesana.
“El tesoro no es para nosotros, debemos llevar este carisma a todos, buscar proclamar la Palabra de Dios al hermano de la mejor manera. Y para esto, la Palabra debe primero haber sido acogida y haber resonado en nosotros para que luego pueda ser escuchada en los otros”.
Dos signos centrales marcaron la celebración: luz, que recuerda a los bautizados el llamado a ser luz para el mundo y la sagrada escritura, que “nos hace reconocer que somos portadores de la palabra de Dios y por tanto debemos llevarla al mundo, ya que este está muy necesitado de ella”, explicó el obispo.
Anunciar el Evangelio, como base seria y fundamental en la vida del hombre y, siguiendo el ejemplo de María Santísima, vivir la Palabra, fue otra de las exhortaciones hechas a estos ministros lectores, quienes, previo al envío, se prepararon con la oración, formación en las sagradas escrituras, en liturgia y en la doctrina de la Iglesia Católica.