Antes de dar inicio a la Eucaristía que estuvo presidida por Mons. Moronta y concelebrada por los presbíteros Leward Fernández, Eliécer Betancur y Ricardo Casanova, los asistentes participaron y disfrutaron de animación musical, reflexiones, bailes y catequesis, actos que fueron impulsados gracias al apoyo del Secretariado Diocesano de Infancia y Adolescencia, la Infancia Misionera, el grupo juvenil de la parroquia anfitriona y el Coro Litúrgico de Nuestra Señora de la Consolación.
Durante la celebración de la Santa Misa el obispo pidió a los niños ofrecer en la Eucaristía una oración por sus padres, abuelos y profesores; asimismo, invitó a los papás a decirle a la Virgen de la Consolación: “Virgen Santa, te pedimos por nuestros hijos, concédenos ser buenos padres como San José” y a las madres presentes las animó a orar a María del Táchira diciendo: “Virgen Santa, te pedimos por los sacerdotes y por los obispos. Tú que fuiste la madre de Jesús, ayúdanos a ser buenas mamás para nuestros hijos, para que lleguen a ser buenos ciudadanos y buenos cristianos. Recibe nuestro cariño y nuestro homenaje. Amén”.
En el acto penitencial, Monseñor invitó a los niños a reflexionar diciendo: “Perdón Señor por las travesuras y por portarnos mal, pero sabemos Señor, que usted nos perdona y hoy queremos reafirmar que somos buenos y nos portamos bien. Danos tu Gracia, la luz de tu amor y enriquécenos con tu palabra de vida”.
Poco antes de iniciar las lecturas, monseñor invitó a los niños y niñas a sentarse a su lado, a lo que manifestó en su homilía: “tenemos que hacernos como niños porque los niños son la alegría y siempre mantienen un espíritu puro como lo hemos rezado en el salmo”. Continuó diciendo “un corazón puro es aquel que solamente piensa en Dios y tiene como centro las cosas que agradan a Dios, que no hace cosas malas y que si las hace, las corrige”, luego afirmó “por eso en este homenaje que los niños hacen ante la Virgen es necesario recordar que debemos tener un corazón puro, en el que no haya egoísmo, cosas malas, chismes, maledicencias, groserías, sino un corazón donde podamos hablarle a los demás de Dios”.
Junto a los dones del pan y el vino el obispo presentó a una niña en representación de todos los menores allí congregados y dijo: “bendito seas Señor por estos niños, son fruto del amor y son fruto de la vida, te los presentamos Señor para que los bendigas, los fortalezcas y los llenes de tu Gracia con la fe y concédeles ser ciudadanos cabales y cristianos de mucha fe, te los presentamos a ti Virgen María, madre del Niño Jesús, para que los protejas y acompañes siempre”.
Monseñor Moronta junto con los sacerdotes concelebrantes impartieron la bendición final en la puerta principal del Santuario donde saludaron y bendijeron a cada niño, niña y mujer embarazada que se encontraba presente en la celebración.