Durante la homilía, el obispo enfatizó en la necesidad de prepararse para servir la mesa de la Palabra, es decir, para proclamar la Palabra. También habló de la importancia del servicio de los Monaguillos como aquellos que tocan al Señor con sus manos, para lo cual se necesita una vida totalmente pura, santa y un corazón de niños.
Por su parte, el padre Uriel Cristancho, delegado de la Pastoral Litúrgica y organizador de este momento especial, agradeció la asistencia de algunos sacerdotes que acompañaron en la Santa Misa. “Fue un acontecimiento muy bonito; asistieron varios sacerdotes y eso nos alegra porque también vamos tomando conciencia de la necesidad de la formación litúrgica en la Diócesis de Cúcuta. También fue satisfactorio porque por primera vez logramos llegar a muchos proclamadores de la Palabra, al igual que a monaguillos; hay una aceptación muy buena”.
Previo a la bendición, monaguillos y proclamadores de la Palabra asistieron a diferentes encuentros de formación, el cual incluyó un retiro acompañado por el obispo de la Diócesis de Cúcuta.