María, como discípula de Jesús, no fue ajena al dolor y al sufrimiento sino que lo asumió con fe. Ella se convierte en la fiel testigo del Señor para cada uno de nosotros, pues encarna en su vida la escucha, la meditación y la vivencia con fe de la Palabra hecha carne, Jesucristo.
Imitando las virtudes, la piedad y la fidelidad de la Virgen María, logramos reencontrarnos con Jesucristo y heredar la vida eterna.
El Viernes de Dolores es una fecha importante para la Iglesia Católica. Este día recordamos y conmemoramos el dolor y sufrimiento de María; la advocación mariana de la virgen de los dolores tiene una gran relevancia en los pueblos latinoamericanos, ya que todos alguna vez nos hemos identificado con el dolor tan grande de María; perder a un ser querido, perder un hijo, un familiar.
Virgen Dolorosa, es como conocemos a nuestra madre en el sufrimiento que acompaña a Jesús en la cruz y que debe ser un ejemplo de fortaleza y amor para nosotros como católicos.
El viernes de dolores se celebra el día viernes anterior al Domingo de Ramos.
Hagamos este viernes de dolores una plegaria por todos aquellos que al igual que María están sufriendo, y cada día en nuestras oraciones guardemos un espacio para aquellos que no hallan consuelo por estar lejos de Dios.
Oración a la Virgen de los Dolores
Señora y Madre nuestra: tú estabas serena y fuerte junto a la cruz de Jesús. Ofrecías tu Hijo al Padre para la redención del mundo.
Lo perdías, en cierto sentido, porque Él tenía que estar en las cosas del Padre, pero lo ganabas porque se convertía en redentor del mundo, en el amigo que da la vida por sus amigos.
María, ¡qué hermoso es escuchar desde la cruz las palabras de Jesús: «Ahí tienes a tu hijo», «ahí tienes a tu Madre».
¡Qué bueno si te recibimos en nuestra casa como Juan!. Queremos llevarte siempre a nuestra casa, a nuestro corazón, donde mora la SantísimaTrinidad.
Amén.
Fuente:Catholic.net