Para el año 2016, cuando se llevó a cabo el último encuentro del Jubileo de la Misericordia, el Papa Francisco convocó una peregrinación hacia la Basílica de San Pedro. La asociación ‘Fratello’ y la comunidad de San Egidio, movilizaron a más de 6.000 habitantes de calle, con quienes el Sumo Pontífice celebró la Sagrada Eucaristía.
Allí, el Papa les pidió perdón “por todas las veces que los cristianos pasamos delante de una persona pobre y miramos para otro lado». Les agradeció por el ejemplo que dan de solidaridad, ya que, a pesar de sus limitaciones materiales, extienden sus manos al prójimo. Por esto, anunció que decidió establecer que cada año, el domingo anterior a la solemnidad de Jesucristo, Rey del universo, la Iglesia Católica en todo el mundo dedicaría una jornada para los pobres. Compartir, fue el primer objetivo trazado por el Papa para desarrollar esta iniciativa.
Al celebrarse la quinta Jornada Mundial de los Pobres, el domingo 14 de noviembre del presente año, el Papa Francisco ha elegido como lema para su mensaje: «A los pobres los tienen siempre con ustedes» (Mc 14, 7), un llamado directo para los cristianos, las instituciones y los gobiernos a responder de manera creativa con proyectos de promoción humana que atiendan sus necesidades básicas.
En el anterior pasaje del Evangelio de san Marcos, Jesús les recuerda a los discípulos que el primer pobre es Él, el más pobre entre los pobres, porque los representa a todos. Y es que a Jesús no se encuentra donde cada quien quiera, a Él se reconoce en la vida y el rostro de los más pobres, de quienes sufren. El Papa Francisco explica que, “los pobres de cualquier condición y de cualquier latitud nos evangelizan, porque nos permiten redescubrir de manera siempre nueva los rasgos más genuinos del rostro del Padre”, por lo que “la nueva evangelización es una invitación a reconocer la fuerza salvífica de sus vidas y a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia. Estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos”.
El Papa manifiesta que la limosna es ocasional, mientras que compartir, genera fraternidad y es duradero. Al aceptar la invitación del Señor a la conversión y creer en la Buena Noticia (Cf. Mc 1, 15), se debe reconocer que esto implica un cambio de mentalidad, enfocada en compartir y participar, porque ya no se puede considerar a los pobres como personas separadas, que requieren solamente un servicio caritativo, sino acoger la enseñanza de Jesús y abrirse a su gracia, “que puede hacernos testigos de su caridad sin límites y devolverle credibilidad a nuestra presencia en el mundo”.
La pandemia de la COVID-19, golpeó de sobremanera a los más pobres, trajo consigo aún más pobreza, hambre y muerte. En este punto, el Papa propone que los gobiernos den respuestas concretas al desempleo a la salud, y que, la solidaridad social de muchas personas, se manifiesten a través de proyectos que aporten a aliviar esta coyuntura.
Sin embargo, el Papa Francisco se pregunta: “¿cómo es posible dar una solución tangible a los millones de pobres que a menudo sólo encuentran indiferencia, o incluso fastidio, como respuesta? ¿Qué camino de justicia es necesario recorrer para que se superen las desigualdades sociales y se restablezca la dignidad humana, tantas veces pisoteada?”. Resulta que, la pobreza “no es fruto del destino sino consecuencia del egoísmo. Por lo tanto, es decisivo dar vida a procesos de desarrollo en los que se valoren las capacidades de todos, para que la complementariedad de las competencias y la diversidad de las funciones den lugar a un recurso común de participación”.
El mensaje de esta Jornada, es una invitación a no perder de vista hacer el bien, pero “no se trata de aliviar nuestra conciencia dando alguna limosna, sino más bien de contrastar la cultura de la indiferencia y la injusticia con la que tratamos a los pobres”, ya que “es decisivo que se aumente la sensibilidad para comprender las necesidades de los pobres, en continuo cambio como lo son las condiciones de vida. De hecho, hoy en día, en las zonas económicamente más desarrolladas del mundo, se está menos dispuestos que en el pasado a enfrentarse a la pobreza”, entonces “debemos estar abiertos a leer los signos de los tiempos que expresan nuevas modalidades de cómo ser evangelizadores en el mundo contemporáneo. La ayuda inmediata para satisfacer las necesidades de los pobres no debe impedirnos ser previsores a la hora de poner en práctica nuevos signos del amor y de la caridad cristiana como respuesta a las nuevas formas de pobreza que experimenta la humanidad de hoy”.
El Papa Francisco finaliza recalcando que los pobres “están entre nosotros”, y que, como cristianos, lo correcto sería decir: “también nosotros somos pobres, porque solo así lograremos reconocerlos realmente y hacerlos parte de nuestra vida e instrumentos de salvación”.
Descargue aquí el mensaje para la V Jornada Mundial de los Pobres.