“Una Curia encerrada en sí misma traicionaría el objetivo de su existencia y caería en la autorreferencialidad, que la condenaría a la autodestrucción”, ha dicho el Papa Francisco.
El Papa Francisco ha felicitado la Navidad a los cardenales y superiores de la Curia Romana, a quienes ha recibido en audiencia a las 10:30 horas en la Sala Clementina del Palacio Apostólico.
En la audiencia, el Santo Padre ha dirigido un discurso a los cardenales y superiores de la Curia: “La Curia, ex natura, está proyectada ad extra en cuanto y mientras está ligada al Ministerio petrino, al servicio de la Palabra y del anuncio de la Buena Noticia: el Dios Enmanuel, que nace entre los hombres”, ha recordado Francisco.
En este contexto, el Papa ha puesto de relieve algunos «sentidos institucionales», “a los que podemos comparar en cierto modo los Dicasterios de la Curia romana, deben trabajar de manera conforme a su naturaleza y finalidad”, ha indicado: en el nombre y con la autoridad del Sumo Pontífice y siempre por el bien y al servicio de las Iglesias.
En esta ocasión, el Pontífice ha hablado genéricamente de la Curia ad extra, es decir, de algunos aspectos fundamentales, seleccionados, a partir de los cuales será fácil, en un futuro próximo, enumerar y profundizar los otros campos de actuación de la Curia. Francisco ha concretado varios puntos: La Curia y la relación con las Naciones; la Curia y las Iglesias orientales; la Curia y el diálogo ecuménico; y la Curia y el Judaísmo, el Islam y las otras religiones.
Además, el Santo Padre ha regalado a todos los cardenales y superiores de la Curia un libro de teología espiritual del Beato Padre María Eugenio del Niño Jesús, titulado ‘Quiero ver a Dios’, y de parte del Cardenal Piacenza, responsable de la Penitenciaría, y de Mons. Nykiel, el libro ‘La fiesta del perdón’ como resultado del Jubileo de la Misericordia y del trabajo en la Penitenciaría.