Scalabrinianos mantienen la esperanza de inaugurar el nuevo CIAMI

Fotos: Centro de Comunicaciones Diócesis de Cúcuta

El año pasado, los misioneros de san Carlos scalabrinianos, presentes en Cúcuta, vieron la necesidad de atender el fenómeno migratorio, desde un punto holístico e innovador. Para ello iniciaron la construcción de un Centro Integral de Atención al Migrante (CIAMI), replicando la idea de los otros 40 centros que los scalabrinianos han construido en América Latina.

Su objetivo principal es acoger, proteger, promover e integrar –como lo enseña el Papa Francisco- al hermano migrante, retornado o desplazado, que se comprometan a proyectar sus vidas hacia un futuro productivo.

Desde el inicio de la construcción de la obra, se han presentado inconvenientes con contradictores que alegan ser vecinos del sitio y estar en desacuerdo con que se desplieguen migrantes por la zona, ya que el CIAMI se ubica cerca al Templo Histórico. El sacerdote italiano Flor María Rigoni, quien está a cargo de las obras scalabrinianas en Colombia, aseguró que, le hablan de “vecinos que nunca han dado la cara”, manifiesta que no debe perderse la memoria histórica, porque recuerda “hace 40 años las filas de colombianos para ingresar y establecerse en Venezuela”, por esto invita a promover un mayor desarrollo.

De izq. a der.: Pbro. Jesús Salinas, superior de los scalabrinianos en Colombia; pbro. Flor María Rigoni, director de las obras scalabrinianas en Colombia; y Carlos Corona, representante legal de los misioneros de san Carlos scalabrinianos.

Estas declaraciones las dio en una rueda de prensa que la comunidad scalabriniana decidió ofrecer el jueves 23 de septiembre, a los medios de comunicación locales en las instalaciones del CIAMI, después de que el pasado 16 de septiembre, la opinión pública conociera que el Tribunal Administrativo de Norte de Santander, decretó la suspensión provisional de la licencia de construcción de la obra.

El abogado Carlos Corona Flórez, quien representa a los religiosos, explicó el proceso al que se ha enfrentado este “proyecto filantrópico”, el cual ha recibido una demanda de nulidad, promovida por la Fundación Revivir, a través de su representante legal; la cual fue admitida en septiembre de 2020 y negada por el juez. Seguidamente -relata Corona-, la persona jurídica demandante impugnó el evento y para el día 22 de julio de 2021, el Juzgado Tercero Administrativo, revocó la decisión inicial y ordenó suspender la obra.

Ante esa situación, la alcaldía de Villa del Rosario y la comunidad scalabriniana interpusieron un recurso contra el decreto de esa medida cautelar; por el momento, el proceso aún no tiene una sentencia y, la licencia de construcción ya se cumplió según lo acordado con la administración municipal. El abogado explica que se han realizado trabajos en la obra que no requieren licencia alguna, “han sido trabajos locativos, como pintar paredes”, asegura.

El padre Flor María aclara que, el Centro puede recibir únicamente a 250 personas y “no 7.000, como algunos lo estaban afirmando”. Explica que no serán un foco de delincuencia (como lo han manifestado sus opositores), ya que estas personas deben cumplir unos requisitos específicos para vivir en el CIAMI, el cual “no es una casa de paso ni un refugio”, es un “centro de formación”. El hospedaje se brinda a quien quiere alcanzar una calificación profesional y abrirse paso en el mercado laboral.

La formación será apoyada por la Fundación Universitaria Los Libertadores; Microsoft; Cisco Systems; Google; y el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA); entre otros.

Por su parte, el sacerdote mexicano Jesús Erasmo Salinas Hernández, quien también presidió la rueda de prensa y es el superior de los misioneros scalabrinianos en Colombia, manifestó que lo que anhelan es “hacer de los migrantes, personas autosuficientes; mejorando su calidad de vida, siendo formados con las dimensiones psicológicas, antropológicas y religiosas”.  Describió que este centro de formación cuenta con cuatro consultorios; guardería; lavandería; habitaciones para discapacitados; habitaciones familiares y multifamiliares; sanitarios y duchas suficientes para los huéspedes y educandos; cocina; comedor; depósitos; capilla; y oficinas administrativas.

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