San Francisco de Sales, patrono de los escritores y periodistas

El 24 de enero la Iglesia Católica celebra la fiesta de este santo definido por el Papa Paulo VI como «predicador, polemista, misionero, obispo, escritor, doctor, director espiritual, fundador del Monasterio de la Visitación, en una palabra, uno de los santos más brillantes por su ejemplo, por sus enseñanzas, sus gestos y palabras, su correspondencia y sus amistades».

Francisco de Sales nació el  21 de Agosto de 1567, en el castillo de Thorens, cerca de Annec. A los 10 años hace su primera comunión y confirmación y desde ese día se propuso frecuentar la visita al Santísimo. Más adelante consiguió que su padre lo enviase al Colegio de Clermont, dirigido por los jesuitas y conocido por la piedad y el amor a la ciencia.

En 1599 fue elegido Obispo Coadjutor y en 1602, fue nominado para la sede de Ginebra.

La fama de sus cualidades y virtudes profundamente humanas hizo que fuese procurado como predicador para los púlpitos más célebres de Francia; en el período de Octubre de 1618 a Septiembre de 1619, él predicó más de 365 veces. Especialmente, ese renombre lo reveló a las almas más avanzadas en la vida espiritual como un incomparable orientador de conciencias. De esos años, tan sobrecargados de trabajo, se inscriben sus dos libros más famosos: la «Introducción a la Vida Devota» y el «Tratado del Amor de Dios» que le valieron al autor un lugar de gran maestro entre los escritores ascéticos e inscribieron su nombre entre los mayores de la literatura francesa. 

Francisco de Sales falleció en Lyón, el 28 de Diciembre de 1622, agotado más por el trabajo que por los años vividos. Fue proclamado «Bienaventurado» cuarenta años después y «Canonizado» en 1665. En 1887, el Papa León XIII lo proclamó Doctor de la Iglesia y, en 1923, Pío XI lo nombró patrono de los periodistas.

Por lo tanto, San Francisco de Sales no fue periodista en el sentido actual; no dirigió un periódico, no se sentaba en una mesa de redactor, no hizo el servicio de correspondencia especial. En su tiempo, el verdadero periódico no había nacido todavía.

 

Fuente: oblates.org / ACI

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