Es el día del silencio. La comunidad cristiana vela junto al sepulcro. Callan las campanas y los instrumentos musicales. El altar está despojado, el sagrario está abierto y vacío. Es el día de la ausencia. El esposo nos ha sido arrebatado. Día de dolor, de reposo, de esperanza, de soledad.
La gran lección de este día es esta: Cristo está en el sepulcro, ha bajado al lugar de los muertos, a lo más profundo a donde puede bajar una persona.
Cristo se ha hecho solidario hasta el final con el hombre mortal. Solidario de su fracaso, de su silencio, de sus momentos de hundimiento, de los momentos en que parece que ha triunfado el mal y la muerte.
El sábado no hay eucaristía, pero sí hay oración con el rezo de la liturgia de las horas que refleja vivamente el dolor del fracaso y a la vez la confianza en Dios y la esperanza de la resurrección y la vida.
Es de tradición popular y conviene mantenerlo, algún acto mariano sobre los dolores o la soledad de María, ya que la Iglesia permanece con María, silenciosa ante el Señor ausente.
La Vigilia Pascual
Es la celebración más importante que la Iglesia tiene en el Año Litúrgico. Inicia los
cincuenta días más profundos y llenos de gozo que celebran la gloriosa resurrección de Jesús, los cuales concluyen el día llamado de Pentecostés, con la venida del Espíritu Santo, sobre los apóstoles –los primeros creyentes- y hoy sobre la Iglesia entera, en todos los rincones del mundo.
El sacerdote se viste de ornamentos blancos, color que simboliza el gozo inmenso, el júbilo desbordante, que trae a todos los hombres y mujeres la Resurrección del Señor.
El templo está bellamente adornado con flores y luces y vuelven a sonar las campanas, anunciando al mundo el gran acontecimiento; la creación entera proclama la gloria de Dios.
La Vigilia de esta noche, es la más sublime y noble de todas las solemnidades, debe ser una sola para cada una de las Iglesias. Consta de cuatro partes:
• Liturgia de la luz: bendición de fuego y del cirio pascual entrando en procesión al templo; pregón pascual
• Liturgia de la Palabra: la Iglesia contempla las maravillas que Dios ha hecho en favor de su pueblo desde los comienzos.
• Liturgia Bautismal: renovación del compromiso de nuestro Bautismo.
• Liturgia Eucarística: Los fieles renacidos por el Bautismo son invitados a la mesa preparada por el Señor para su pueblo; memorial de su muerte y resurrección, es espera de su nueva venida.