Este un momento propicio para insistir en la importancia de pensar en medidas que den primacía a la persona, que sean para el beneficio de todos.
Siguiendo las palabras del Papa Francisco y del papa emérito Benedicto XVI, como Iglesia Diocesana invitamos a continuar sirviendo en esta crisis, desde la caridad, que “nos hace testigos creíbles del Evangelio”. Es la caridad y la solidaridad el signo que nos une y mantiene viva la esperanza.
Agradecemos la generosa ayuda y el compromiso desinteresado de cientos de bautizados que con su ofrenda, aporte solidario, tiempo y disposición han contribuido a la atención de estos hermanos en condición de vulnerabilidad.
Con su apoyo, en el periodo comprendido entre el 25 y el 31 de agosto logramos entregar 7640 raciones servidas (desayuno, almuerzo, cena), elementos para noche (30 unidades), útiles de aseo para hombre y mujer (145 unidades), 80 mercados con duración de 15 días – para 5 personas-, ropa, menaje. Desde el primer, momento hemos acompañado de manera permanente la acción pastoral y evangelizadora.
El Señor bendiga su solidaridad. “Dios dispone todas las cosas para el bien de quien lo ama” ( Rom 8, 28).