El 10 de febrero del año 1975, a los cincuenta y un año de haber sido fundadas y después de haber realizado la petición al entonces obispo de Cúcuta monseñor Pedro Rubiano Sáenz, llegaron a la ciudad las hermanas Pías Discípulas del Divino Maestro, con el objetivo de que en Cúcuta, el carisma con el que el beato Santiago Alberione había fundado esta comunidad religiosa, fuera conocido a través de la evangelización en la liturgia, ya que él vio que la mujer con su particularidad podía complementar la vida y misión de la Iglesia, más especialmente a través de la Eucaristía para favorecer la santidad entre los fieles bautizados.
La comunidad de hermanas Pías Discípulas es una gracia para Iglesia, porque como lo mencionaba su fundador: “En el mundo se puede redimir la pobreza material, pero ustedes Pías Discípulas deben redimir la pobreza espiritual”.
Fue el 15 de agosto de 1975, cuando las hermanas Pías Discípulas iniciaron la primera capilla de adoración al Santísimo Sacramento, en una casa de arriendo en la avenida 2 entre calles 11 y 12. Las primeras cinco hermanas integrantes: Marcela, Emilia, Juanita, Mercedes, Luz María y posteriormente Gloria Salinas, bajo la dirección de la Madre Redenta, superiora Regional de Colombia, emprendieron con esfuerzo la tarea de buscar un sitio en donde edificar la sede definitiva para el nuevo espacio de oración. Para el año 1990 se construyeron las nuevas instalaciones que conocemos hoy en día como la capilla ‘casa de oración Hermanas Pías Discípulas del Divino Maestro’; en donde se encuentran dos hermanas que son las encargadas de recibir a los fieles bautizados que asisten a la capilla para vivir un momento de oración y otra de ellas se encuentra en el ‘centro litúrgico’, también conocido como el almacén de artículos religiosos, el cual está ubicado al lado de la capilla, en toda la esquina de la avenida 3 con calle 15.
Su principal carisma se desarrolla a través de tres apostolados: el eucarístico, a través de la oración perpetua, día y noche de la presencia de Jesús en la Eucaristía; el sacerdotal, a través de la intercesión por las intenciones de los ministros de Dios; y el litúrgico, con todo lo que tiene que ver con los ornamentos, imágenes y elementos utilizados para la celebración de los sacramentos.
Esta labor que comenzaron aquel 10 de febrero con el fin de aportar desde su trabajo pastoral a la evangelización de esta porción del pueblo de Dios, aún hoy después de cuarenta y nueve años de presencia en Cúcuta, se sigue realizando a través de la pastoral de la oración desde las 6:00 a.m. hasta las 5:00 p.m. en la capilla. Sus oraciones siempre están acompañando a los pastores que caminan con el pueblo de Dios, cada una de ellas ora por la vocación de los sacerdotes y para que el trabajo pastoral sea fecundo.
La conmemoración de los cien años de fundación, se realizó el pasado sábado 17 de febrero, en las instalaciones ubicadas en el barrio La Playa. Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta, celebró la Sagrada Eucaristía en presencia de las religiosas Pías Discípulas del Divino Maestro, de otras comunidades religiosas, sacerdotes del clero diocesano y gran cantidad de fieles que constantemente se congregan en ese lugar sagrado para celebrar su fe; y refiriéndose a lo que representan las hermanas en esta Iglesia Particular afirmó monseñor: “Las Pías Discípulas del Divino Maestro evangelizan a través de la eucaristía, el sacerdocio y la liturgia y nos ayudan a crecer en santidad”.
Durante la homilía pronunciada por Monseñor José Libardo, se destacó su labor pastoral, su carisma desempeñado en esta zona del país y que responde a una realidad precisa; además mencionó que “es un apostolado en servicio de la Iglesia, pues el carisma de estas hermanas se enfoca desde la vida de oración, pidiendo diariamente a través de la adoración eucarística que calme la sed de tantos que lo necesitan [al Señor]”; también monseñor expresó que “la gratitud de la Diócesis ante la presencia en Cúcuta, es la misa, la acción de gracias que estamos celebrando”.
Agradecidos con el Señor que ha concedido a la Iglesia de abundantes dones y carismas para alcanzar la santidad, como familia diocesana, nos unimos a la celebración de los cien años de fundadas de las hermanas Pías Discípulas, orando fervorosamente para que Jesucristo Buen Pastor, les continúe guiando, asistiendo y fortaleciendo en el ejercicio de su apostolado.