El viaje 45° del Papa Francisco está por finalizar; ya se encuentra en su último destino: Singapur, donde presidio la Eucaristía en el estadio “Sport Hub” para más de 50.000 personas, recordando en su homilía que “sin amor, no somos nada”.
El Sumo Pontífice, celebró su última Eucaristía de este largo viaje apostólico y dejó a los fieles grandes reflexiones sobre el amor el Dios que “construye”.
“Queridos hermanos y hermanas, si algo bueno existe y permanece en este mundo, es sólo porque, en múltiples y variadas circunstancias, el amor ha prevalecido sobre el odio, la solidaridad sobre la indiferencia, la generosidad sobre el egoísmo. Si no fuera por eso, aquí nadie habría podido hacer crecer una metrópolis tan grande”. Así lo mencionó el Papa Francisco al admirarse sobre la arquitectura de Singapur.
De igual forma, mencionó que, detrás de cada fachada, hay una historia que se debe aprender a interpretar, y que cada trazo transmite memorias que no deben ser olvidadas.
“Sin amor no somos nada”, el Papa Francisco resaltó en su homilía esta frase, teniendo en cuenta que, cada proyecto o sueño que se anhele, no solo deben estar guiados por la propia voluntad, sino por la de Dios. “Nos confirma y nos ilumina aún más sobre esta certeza porque nos dice que en la raíz de nuestra capacidad de amar y de ser amados está Dios mismo”.