La colecta del Óbolo de San Pedro es una campaña anual que se lleva a cabo en el marco de la fiesta de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, cuyo objetivo es contribuir con la misión del sucesor de Pedro en su ministerio apostólico y caritativo.
La manera de participar es brindando una ayuda económica al Santo Padre; todas las ofrendas, sean grandes o pequeñas, tienen un gran valor simbólico: son un signo concreto de comunión con el Papa.
¿Cómo se destinan los recursos recaudados?
- Se sostienen numerosas actividades de servicio a toda la Iglesia universal llevadas a cabo por los Dicasterios que asisten al Papa en la evangelización, la promoción del desarrollo humano integral, la educación, la comunicación, etc.
- Contribuye a muchas obras caritativas de asistencia directa a los más necesitados: personas y familias en dificultad, poblaciones afectadas por calamidades naturales o guerras; asistencia humanitaria y ayuda al desarrollo.
“Consuélense unos a otros y edifíquense mutuamente, como ya lo están haciendo” (1 Ts 5, 11), es el lema con el que se promueve el Óbolo a nivel universal y en Colombia, la Conferencia Episcopal apoya a la Nunciatura con el lema: «Oremos por el Papa Francisco y apoyemos sus obras de caridad en el mundo».
¿Cómo hacer llegar su aporte al Papa?
- Entregar la donación en el templo parroquial, indicando que es para el Papa Francisco.
- Consignar en la cuenta de ahorros Davivienda 014542872 a nombre de la Nunciatura Apostólica.
El Papa, como Pastor de toda la Iglesia, se preocupa tanto de las necesidades de evangelización (espirituales, educativas, de justicia, de comunicación, de caridad política, de actividad diplomática…) como de las necesidades materiales de diócesis pobres, institutos religiosos y fieles en grave dificultad (pobres, niños, ancianos, marginados, víctimas de las guerras y de los desastres naturales, educación católica, ayuda a prófugos y migrantes, ayudas especiales a diócesis en situación de necesidad, etc.).
Para vigilar sobre la máxima eficiencia de la Curia Romana y sobre el empleo de las ayudas recibidas, en estos últimos años se ha puesto en marcha un proceso de reorganización de los Dicasterios orientado a reducir al máximo los gastos de funcionamiento interno en favor de los destinados a finalidades asistenciales y misioneras.
“¡La Iglesia somos todos! Todos los que siguen al Señor Jesús y que, en su nombre, se acercan a los últimos y a los que sufren, tratando de ofrecer un poco de alivio, de consuelo y de paz”. Papa Francisco.