Durante la solemne eucaristía, presidida por monseñor Julio César Vidal Ortiz, se bendijo los óleos de los enfermos y de los Catecúmenos y se consagró el Santo Crisma para la unción real, sacerdotal y profética de cada cristiano que se configura con la persona de Jesucristo.
Asimismo, los presbíteros que acompañan esta Iglesia Particular renovaron sus promesas sacerdotales.
Durante la homilía, el obispo exhortó a la comunidad a acompañar a los sacerdotes siempre con la oración. “A sus sacerdotes no solo estén dispuestos a señalarlos cuando hacen mal, cuando no están cumpliendo su deber, sino que en todo momento ellos deben estar acompañados por las oraciones del pueblo de Dios (…) De ustedes también depende la santidad”.
Asimismo, recordó que todos necesitamos de la Palabra. “Sin la palabra de Dios el hombre vive a oscuras, necesita de ella para tener la luz que le indique donde debe ir colocando el paso para lograr la perfección y la identificación plena con Cristo (…) por eso la Iglesia siempre ha cumplido esta misión en todos los contextos”.
Al referirse a la bendición de los óleos y a la consagración del Santo Crisma, explicó que «con el Óleo de los Catecúmenos se unge a la persona que quiere hacerse bautizar e indica la energía y fortaleza que debe tener el cristiano para oponerse a la maldad. Por eso, ante la realidad de los asesinatos, atropellos de niños y niñas, el narcotráfico en Cúcuta y Norte de Santander, el cristiano, con su vida y palabra, tiene que oponerse a esa situación y así tratar de vencer el mal, porque el mal solo se vence con el bien”.
Por otra parte manifestó: «Es en el Santo Crisma donde se unen los sacerdotes, manos sagradas, manos santas que van a recibir en ellas el cuerpo y la sangre del Señor, manos que están para bendecir al pueblo de Dios. El Santo Crisma se utiliza en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación y Orden Sacerdotal. Es con ese Crisma con que se ungen a los obispos y en el nombre de Cristo administran y pastorean una Iglesia particular, que se les encomienda. Que ninguno de nosotros sea flojo ante el cumplimiento de sus deberes, que ninguno de nosotros destruya a su hermano, que no busque ni dinero, ni comodidades de fama, que solo busquemos como Cristo el anuncio del pueblo de Dios».
El óleo de los enfermos es usado desde los primeros siglos de la Iglesia para aliviar los males espirituales y corporales de quienes padecen enfermedad o están en peligro de muerte.
Al finalizar la eucaristía, Mons. Vidal invitó a vivir plenamente la Semana Santa. “Que estos días de Semana Santa sean vividos intensamente, cerca al Señor y a los hermanos, es la manera de poder contrarrestar el mal del mundo. Si nosotros los cristianos católicos vivimos en plenitud nuestra fe estaremos redimiendo a Cúcuta y al país, estaremos contribuyendo con la paz. Necesitamos que haya justicia, equidad y que los violentos cesen sus acciones”.