»Reunidos en torno al sucesor del Apóstol Pedro, nosotros Padres sinodales de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, junto a todos los participantes, compartimos la paterna solicitud del Santo Padre, expresando profunda cercanía a todas las familias que sufren a causa de los numerosos conflictos en curso.
En particular, elevamos al Señor nuestra súplica por las familias iraquíes y sirias, obligadas, a causa de la fe cristiana que profesan o de la pertenencia a otras comunidades étnicas o religiosas, a abandonarlo todo y a escapar hacia un futuro incierto.
Con el Santo Padre Francisco reiteramos que »nadie puede usar el nombre de Dios para cometer violencia» y que »matar en nombre de Dios es un gran sacrilegio» . Al agradecer a las Organizaciones internacionales y a los Países su solidaridad, invitamos a las personas de buena voluntad a ofrecer la necesaria asistencia y ayuda a las víctimas inocentes de la barbarie en acto, y al mismo tiempo pedimos a la Comunidad internacional que actúe para restablecer la convivencia pacífica en Iraq, en Siria y en todo Medio Oriente.
Asimismo, nuestro pensamiento va a las familias heridas y que sufren en otras partes del mundo, sometidas a persistentes violencias. Queremos asegurarles nuestra oración constante para que el Señor misericordioso convierta los corazones y otorgue paz y estabilidad a todos los que atraviesan duras pruebas.
Que la Santa Familia de Nazaret que sufrió el »camino doloroso del exilio», haga de cada familia »comunidad de amor y de reconciliación», una fuente de esperanza para todo el mundo.
Fuente: servicio informativo del Vaticano