1. Acompañar a Jesús en todos los sufrimientos que padece por nuestra salvación.
2. Vivir con austeridad; renunciar voluntariamente por amor a algunas alegrías y diversiones que nos separan del ambiente de penitencia y de reflexión.
3. Orar con frecuencia y fervor. La oración nos ayuda a crecer en el conocimiento y el amor a Jesús que nos lleva ser verdaderos y auténticos discípulos misioneros.
4. Participar de forma activa y consciente en las celebraciones penitenciales programadas por las parroquias ya que nos ayudan a entrar en el Misterio de nuestra redención.
El mensaje central de estos días es: “la vida del cristiano es un continuo morir y resucitar con Cristo”; morir al pecado, alejándonos de él y resucitar a la vida divina creciendo en la gracia de Dios.
Las lecturas bíblicas que se utilizan para estos días Santos, son tomadas del profeta Isaías, hacen alusión directa y clara a los sufrimientos de Jesús, el siervo de Yahvé, que es luz y alianza para las naciones, liberador de los oprimidos que nos trae la salvación. Por su parte los evangelios, narran tres acontecimientos que anuncian que el fin de la vida de Jesús en el mundo está ya cerca:
• La Unción de Jesús en Betania y sus palabras sobre su sepultura. (Jn 12,1-11).
• El anuncio de la traición de Judas que los apóstoles no entendieron. (Jn 13 21-33.36-38).
• Los tratos de Judas con los sumos sacerdotes. (Mt 26,14-25)