“Estamos muy tristes y al mismo tiempo muy preocupados, sabemos que llevamos una guerra que no perdona a nadie; pero ahora, ha tomado una connotación muy especial, se ha volcado sobre los niños (…) Esto es algo demoniaco, perverso. Normalmente el niño inspira un sentimiento de delicadeza, de inocencia frente a él. Todo acto en contra de los niños indica que nuestra sociedad cada día se enferma más moralmente y que va perdiendo los principios”, advirtió el obispo.
El prelado, también, señaló como reflejo de la descomposición social, “las tendencias modernistas marcadas por la relativización”. “Aquí,creo que todos tenemos culpa, y especialmente aquellos que bajo el lema de modernización van aprobando leyes que van contra la vida. Por ejemplo, la promoción de leyes como la del aborto, que aunque son dos cosas de circunstancias distintas (en relación a otras formas de violencia), tienen un trasfondo igual: el irrespeto a la vida».
«No olviden aquella frase: lo único que necesita el mal para triunfar es que nadie haga algo para impedirlo. Debemos todos alzar la voz, la Iglesia, el gobierno, las instituciones del Estado y no gubernamentales, para condenar estos hechos. No nos podemos quedar solo oyendo las nefastas noticias de una violencia creciente sobre nuestros niños”.
Por otra parte, en relación a una de las prácticas más crueles en el conflicto armado que vive Colombia, hace más de medio siglo: el reclutamiento de menores por parte de grupos al margen de la ley, y el reciente anuncio de las Farc de restringir el reclutamiento de menores, el obispo de Cúcuta señaló: “Nos alegra, indudablemente, la definición de las Farc, de no reclutar menores de edad; esto nos indica que reconocen que sus filas han sido siempre alimentadas por menores de edad, pero ahora, aunque no sea la edad normal de 18 años, yo diría que es un avance; pero también, hago eco de lo que muchos colombianos han dicho: es necesario liberar, soltar a los menores que tienen en las filas (…) Invitamos, también, a todos los grupos alzados en armas, de izquierda y derecha, para que excluyan a los menores de edad de este conflicto y así podamos tener una Colombia nueva, desintoxicada, una Colombia en la que se pueda respirar otros aires, otros ambientes y no este ambiente de muerte e irrespeto al ser humano”.
Finalmente, Mons. Vidal invitó a todos los creyentes, a todos los católicos y no católicos, “a que elevemos una permanente oración a Dios para que se apiade de nosotros, no tenga en cuenta nuestros pecados y nos permita encontrar el camino de la paz y respeto a los niños”.