Esta iniciativa liderada por el Servicio Jesuita a Refugiados, organización humanitaria católica de carácter internacional, y por la comunidad parroquial de Nuestra Señora de Belén, de la mano de los sacerdotes Álvaro Gómez y Eloy Jaimes, párroco y vicario, respectivamente, tuvo como objetivo incentivar la paz y la buena convivencia entre los habitantes de este sector de Cúcuta, altamente golpeado por la violencia de las bandas criminales.
La marcha tuvo su punto de partida en la cancha “El maracaná” a la que arribaron alrededor de 600 personas, quienes fervorosamente caminaron, cantaron y oraron por la paz del mundo, de Colombia y de la región.
La movilización recorrió las principales calles del barrio hasta llegar e al templo parroquial, donde se celebró Sagrada Eucaristía, presidida por Monseñor Julio césar Vidal Ortiz. Durante la eucaristía el prelado recalcó “la importancia de la tolerancia en la construcción de una verdadera paz y el amor mutuo, el cual se va gestando inicialmente en el interior de las familias y luego ante los demás hermanos, en especial, con quien tenemos diferencias por la distinta manera de concebir el mundo y la sociedad, y en los que no debemos ver a un rival, sino la oportunidad de reflejar la misericordia de aquel que se entregó en una cruz a pesar de todo, por cada uno de nosotros”.
“Reiteramos la invitación a que a partir esta semana cada día nos unamos en oración por la paz de Colombia y del mundo, pero también algo muy importante que debemos tener en cuenta es poner en manos del Señor la gracia de tener en paz nuestro corazón, para que podamos tener la capacidad de perdonarnos y de la misma manera perdonar, como dice la oración del Padrenuestro “perdonar al que nos ofende” y a si haber sanado todas las heridas que ha dejado el pecado”.