En la fiesta del Corpus Christi, se revive el misterio de Cristo, que se entrega al pueblo en el pan partido y en el vino derramado.
La Diócesis de Cúcuta vivió la experiencia de Jesús en la Eucaristía junto a todos sus fieles, este jueves 31 de mayo, en la Catedral san José. Inicialmente con la Solemne Eucaristía, presidida por el Obispo de esta Iglesia Particular, Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, quien en su homilía explicó el hecho que el Sacramento del altar haya asumido el nombre de «Eucaristía»: “la conversión de la sustancia del pan y del vino en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo es fruto de la entrega que Cristo hizo de sí mismo, donación de un amor más fuerte que la muerte, amor Divino que lo hizo resucitar de entre los muertos. Esta es la razón por la que la Eucaristía es alimento de vida eterna, Pan de vida”.
Es en el Sacramento de la Eucaristía donde el creyente descubre a Cristo, que quiere quedarse con él para siempre, para alimentarlo, para fortalecerlo, y para que nunca se sienta solo.
“De este modo, la Eucaristía, mientras nos une a Cristo, nos abre también a los demás, nos hace miembros los unos de los otros: ya no estamos divididos, sino que somos uno en él”. Añade Monseñor.
Con la compañía de los movimientos apostólicos que integran a la Diócesis de Cúcuta y de los fieles, transcurrió esta celebración. Una vez terminada la Santa Misa, se dirigieron en procesión hacía cada uno de los 7 altares dispuestos, acompañados nuevamente de Monseñor Víctor Manuel, seminaristas, diáconos y sacerdotes.