Este es mi Hijo Amado; Escúchenlo (Mc 9, 7)

Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Celebramos en este día la Transfiguración del Señor, acontecimiento donde Jesús se manifiesta en su gloria, mostrándoles por unos instantes a Pedro, Santiago y Juan como es la vida eterna en la presencia de Dios, invitándonos a todos a seguir transformando nuestra vida en Cristo, como paso superior al proceso de conversión permanente que nos esforzamos por vivir cada día. También comenzamos en nuestra Diócesis de Cúcuta la fiesta diocesana, momento propicio para dar gracias a Dios por nuestra historia evangelizadora en esta Iglesia Particular, que se convierte en historia de Salvación para todos los que peregrinamos en esta porción del Pueblo de Dios. Este acontecimiento eclesial nos permite agradecer a los Obispos, Sacerdotes, Religiosos, Religiosas, Diáconos, Seminaristas, agentes de pastoral y tantos fieles colaboradores en esta misión de transmitir el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, quienes han entregado toda su vida por causa del Reino de Dios en esta región de frontera.

La historia de salvación vivida en nuestra Diócesis de Cúcuta ha sido una respuesta constante al llamado de Dios Padre por escuchar al Hijo enviado para la salvación de toda la humanidad. “Este es mi Hijo amado; escúchenlo” (Mc 9, 7) fue la voz que se escuchó desde la nube que los cubrió a todos en el episodio de la Transfiguración de Jesús delante de los apóstoles, que se convierte en llamado permanente a conocer, amar y seguir a Nuestro Señor Jesucristo y comunicarlo a otros cumpliendo con el mandato misionero que nos ha dejado como misión universal: “Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos y bautícenlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 19 – 20).

En esta historia diocesana hemos caminado juntos respondiendo a este mandato del Señor, que en este hoy de la historia lo queremos cumplir como Diócesis en salida misionera, siendo fieles al llamado del Papa Francisco que nos invita a salir a las periferias físicas y existenciales para anunciar el mensaje de la salvación y esto consiste “en salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20).

El lema que nos convoca para celebrar esta fiesta de la Diócesis es “Caminemos juntos, como Iglesia Diocesana” que nos invita a vivir en comunión, caminando juntos en el Proceso Evangelizador de la Iglesia en esta porción que Dios nos ha confiado para Evangelizar, que tiene que tener como punto de partida transfigurarnos, es decir transformarnos en Cristo mediante un proceso serio de conversión personal, pastoral y de las estructuras, de acuerdo con lo que nos enseñan los documentos de la Iglesia, conscientes que lo que se nos pide a todos es disponernos a la conversión como adhesión personal a Jesucristo nuestra Esperanza y la voluntad de caminar juntos en su seguimiento, siendo este momento inicial, la raíz y el cimiento sin los cuales todos los demás esfuerzos resultan artificiales. Esto significa un cambio profundo de actitud, que conlleva a una transformación de nuestra vida en Cristo (Cfr. DA 278b, 366), transfigurada en Él.

Caminar juntos con el propósito de la conversión personal, nos proporciona la gracia para vivir la audacia de hacer más evangélica, discipular y participativa, la manera como pensamos y realizamos la pastoral (Cfr. DA 368), en este sentido “la conversión pastoral exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera. Así será posible que el único programa del Evangelio siga introduciéndose en la historia de cada comunidad eclesial con nuevo ardor misionero, haciendo que la Iglesia se manifieste como una madre que sale al encuentro, una casa acogedora, una escuela permanente de comunión misionera” (DA 370).

Todo este proceso tiene su culmen y realización en la conversión de las estructuras, que solo puede entenderse en tanto que ellas se vuelvan más misioneras y que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes de pastoral en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a estar con Él y vivir en su presencia (Cfr. EG 27).

Como creyentes en Cristo “Caminemos juntos, como Iglesia Diocesana, en comunión eclesial,  que estamos llamados a realizar desde la Fe, la Esperanza y la Caridad, que ayuda a encontrarnos como hermanos, no como simple acto emocional, sino como una respuesta fiel Nuestro Señor Jesucristo, que nos invita desde el Evangelio a amarnos los unos a los otros, tal como Jesús nos ha amado, creando comunión y fortaleciendo los vínculos de unidad desde el perdón y la reconciliación, en este proyecto diocesano de ser Diócesis en salida misionera, para ir por todas partes a anunciar el Evangelio de Jesucristo.

Que la Santísima Virgen María y el Glorioso Patriarca San José, alcancen del Señor todas las gracias y bendiciones necesarias, para vivir la conversión como transformación de la vida en Cristo,  en la familia y en la Iglesia, desde el caminar juntos, con la certeza que es la respuesta adecuada para un mundo que se torna cada vez más dividido y violento. Por eso resuena en el corazón la invitación “Caminemos juntos, como Iglesia Diocesana”.

En unión de oraciones. Reciban mi bendición.

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