Tras su participación en la Asamblea Extraordinaria de obispos que se llevó a cabo del 11 al 13 de agosto en Bogotá, el prelado afirmó que a la Iglesia Católica Colombiana “le preocupa la situación actual del país y todo lo que tiene que ver con el postconflicto”. En respuesta a esto, el Episcopado Colombiano, se encuentra trabajando en una Pastoral de la Reconciliación y la Paz.
“Aunque siempre hemos estado acompañando los distintos procesos en favor de la paz, ahora, estamos comprometidos de una manera más radical en favor de las víctimas, los victimarios y de todo lo que el gobierno debe ofrecer para que nuestra sociedad no siga corrompiéndose moralmente y por lo tanto se haga incapaz de aclimatar la paz”.
“Estamos convencidos que los diálogos en la Habana son un paso fundamental para poder caminar hacia la paz; pero, a Colombia le aquejan muchas cosas que indudablemente la están llevando a una descomposición moral, que impide que realmente haya la paz; temas como por ejemplo, la corrupción, la injusticia social, la minería, la salud, la educación, son aspectos que nos preocupan y sobre todo, no olvidemos los millones de víctimas (…)Nos preocupa que esas heridas que están abiertas en muchas personas, hombres, mujeres, jóvenes, niños, de toda la geografía del país, no cierren, sino que sean heridas que permanezcan abiertas y generen más violencia”.
El desarrollo y aplicación de la Pastoral de la Reconciliación y la Paz, involucrará la articulación de distintos sectores sociales, ha señalado el prelado, quien también precisó “queremos separar nuestro trabajo del gobierno y de los diálogos de en la Habana, porque no queremos que se politice (…) La paz es de todos los Colombianos y todos debemos trabajar por conseguirla.