El encuentro inició con un momento de perdón y agradecimiento ante Jesús Eucaristía; colando en sus manos los proyectos que como catequistas cada uno desarrollará en sus comunidades.
Seguidamente, el padre David Molina, bajo la premisa Dios te llama, Dios te sana y Dios te envía, recordó la vocación de Moisés, “un hombre elegido, tomado de entre el pueblo, cuya misión será salvar a ese mismo pueblo con la ayuda del Señor (…) Aunque a los ojos humanos era el hombre menos indicado: era tartamudo, tenía cuentas pendientes con la justicia egipcia… el mandato de Dios era fuerte y exigente: “Tienes que ir…Yo te envío…Yo estaré contigo” (Ex 3, 12)”.
A partir de este testimonio, el sacerdote recordó la vocación del catequista:
1. Dios te llamas porque Te ama: el primer elemento en el llamado es la oración personal. Si el catequista no ora se convierte en un cuentero de Dios, un Dios del que se habla pero no se tiene la experiencia. Es importante hablar de un Dios que contagie, que transforme y sane. Que la oración sea ese espacio privado con Dios, porque el que ora se convierte en testigo del Amor de Él.
2. Dios nos Sana: así como a Moisés el Señor le invito a quitarse las sandalias, así el Señor nos invita a liberarnos de las sandalias con las que hemos recorrido el camino. Surgiendo las preguntas. ¿Cuáles son las sandalias que llevo puestas? ¿Qué debo desatar en mi vida? ¿Qué me mantiene anclado al pasado? ¿Cuántas sandalias he dejado a un lado?. Nadie puede liberar sin liberarse así mismo.
3. Dios te envía: existe en los catequistas la preocupación de mostrarlo pero si no están llenos del agua de Dios no estarán preparados para mostrarle, porque nuestra agua no calmará la Sed.
Finalmente, monseñor Julio César Vidal Ortiz, enfatizó a los catequistas la importancia de las prácticas cuaresmales: Ayuno, oración, penitencia y limosna.
“La oración es el poder del hombre y la debilidad de Dios”, el hombre que ora es fuerte,tiene el poder de Dios. Que tu oración no sea intermitente, sino que sea permanente desde que amanece hasta que anochece. El ayuno fortifica el Espíritu, le da energía ante las tentaciones; por eso así como un vehículo necesita la resistencia para avanzar, así el hombre necesita de las tentaciones para crecer y demostrarle a Dios que se puede ser fuerte y ahí crecen las virtudes. La limosna es aportar algo de lo que tenemos para los más necesitados”.
El envío de catequistas se llevó a cabo en el colegio Cardenal Sancha, el 22 de febrero. Un grupo de sacerdotes diocesanos acompañó la jornada.