El Papa presenta ‘Spes non confundit‘, la bula de convocatoria para el jubileo de la esperanza que se va a realizar durante el año 2025, donde hace un llamado a favor de los reclusos, migrantes, enfermos, ancianos y los jóvenes atrapados en la droga y la corrupción. También anuncia la apertura de una Puerta Santa en las prisiones; solicita la condonación de la deuda de los países pobres, el aumento de la tasa de natalidad, la acogida de los migrantes y el respeto por la naturaleza.
El Papa invoca la esperanza como el regalo del Jubileo 2025 para un mundo afectado por la guerra, la muerte, la destrucción, el odio, el hambre, la «deuda ecológica» y la baja natalidad. La esperanza es el remedio que el Papa Francisco quiere aplicar a las heridas de una humanidad que enfrenta nuevos desafíos, con poblaciones oprimidas por la violencia y una creciente pobreza, a pesar de los recursos disponibles que se destinan principalmente a fines militares. Spes non confundit, «La esperanza no defrauda», es el título de la Bula de Convocatoria del Jubileo Ordinario de 2025, tomado de la Carta a los Romanos (Rom 5, 5).
La Bula incluye peticiones, propuestas (como amnistiar a los presos o establecer un Fondo Mundial para combatir el hambre con los fondos destinados a armamento), y llama a favor de diferentes grupos vulnerables, anunciando también las novedades del Año Santo, como la apertura de una Puerta Santa en una cárcel. El tema del jubileo será «Peregrinos de la esperanza», refiriéndose a los fieles que viajen a Roma o celebren en sus iglesias locales.
El Papa mira tanto al pasado, recordando el Jubileo Extraordinario de la Misericordia en 2015, como al futuro, mencionando la celebración en 2033 de los dos mil años de la Redención y los 1700 años del primer Concilio de Nicea. El Jubileo Ordinario comenzará con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro el 24 de diciembre de 2024, seguido por otras aperturas en diferentes basílicas, y concluirá el 6 de enero de 2026.
El Santo Padre insta a buscar la esperanza en los «indicios actuales»; sin embargo, “a todas las cosas positivas presentes en el mundo para evitar pensar que estamos dominados por el mal y la violencia” añade “El primer signo de esperanza debería ser la paz mundial, que actualmente se ve afectada por la tragedia de la guerra”. Por eso, expresa el «anhelo» de que el Jubileo 2025 contribuya a que todos «recuperen la confianza necesaria (tanto en la Iglesia como en la sociedad) en las relaciones personales, en las relaciones internacionales, en la promoción de la dignidad humana y en el cuidado del medio ambiente».
Lectura teológica del logo
El Logo representa cuatro figuras estilizadas para indicar la humanidad que proviene de los cuatro puntos cardinales. Se abrazan, para indicar la solidaridad y fraternidad que debe unir a los pueblos. Se notará que el primero de la fila está aprehendido a la cruz. Es el signo no sólo de la fe que abraza, sino de la esperanza que nunca puede ser abandonada porque la necesitamos siempre y sobre todo en los momentos de mayor dificultad. Es útil observar las olas que están abajo y que están agitadas para indicar que la peregrinación de la vida no siempre se mueve en aguas tranquilas. Frecuentemente las vicisitudes personales y los acontecimientos del mundo imponen con mayor intensidad el llamado a la esperanza. Por eso hay que destacar la parte inferior de la Cruz que se prolonga en forma de ancla, que se impone al movimiento de las olas. Como sabemos, el ancla se ha utilizado a menudo como metáfora de la esperanza. El ancla de la esperanza, de hecho, es el nombre que recibe en el lenguaje de los marinos el ancla de reserva, utilizada por las embarcaciones para realizar maniobras de emergencia para estabilizar la barca durante las tormentas. No se debe pasar desapercibido que la imagen muestra cómo el camino del peregrino no es un hecho individual, sino comunitario, con la impronta de un dinamismo creciente que tiende cada vez más hacia la Cruz. La Cruz no es estática, sino también dinámica, se inclina hacia la humanidad, sale a su encuentro y no la deja sola, ofreciéndole la certeza de la presencia y la seguridad de la esperanza. Finalmente, se ve claramente, en color verde, el Lema del Jubileo 2025, Peregrinantes in Spem.