El pesebre elaborado por artesanos de Cisjordania se exhibe en el Aula Pablo VI, en una muestra que va más allá de la tradición navideña, llevando un mensaje de esperanza y solidaridad para la Tierra Santa, en un momento crucial para Palestina. Taisir Hasbun, responsable de la instalación, destaca el profundo simbolismo detrás de esta obra: «Es una presencia muy importante para decir que Tierra Santa necesita ayuda y solidaridad, a la espera del año jubilar para poder volver a acoger a los peregrinos».
Bajo el nombre de «Sigue la estrella», el pesebre, que replica el de la Gruta de la Natividad de Belén, se distingue por su tamaño y por el uso de materiales singulares, como el nácar, que hace brillar la estrella de la Natividad. La obra fue diseñada por Johny Andonia y Faten Nastas Mitwasi, y tiene una altura de tres metros. «Es una oportunidad muy importante para nosotros, los ciudadanos de Belén, de hacer oír nuestra voz», expresa Hasbun, quien resalta que esta exposición es una manera de visibilizar la difícil situación de la región y de dar a conocer la presencia palestina en un espacio tan emblemático como el Vaticano.
El pesebre, realizado en colaboración con el Comité Presidencial Palestino para Asuntos de la Iglesia, la Embajada Palestina en el Vaticano y el Centro Piccirillo en Belén, está compuesto en su mayoría por materiales típicos de Palestina. Entre ellos destaca la madera de olivo, una parte fundamental del paisaje y la economía agrícola palestina, y que en este contexto se convierte en un símbolo de paz. Las figuras del pesebre fueron elaboradas por la Universidad Dar Al-Kalima y el Centro Ma’an lil-Hayat, una organización que trabaja con personas con discapacidades en Belén.
Uno de los elementos más destacados de esta obra es el olivo, presente tanto en la estructura del pesebre como en el simbolismo de la región. «Un olivo que también es símbolo de paz», comenta Hasbun, refiriéndose a la importancia de este árbol en la identidad de Palestina, que se extiende a lo largo de toda la región, desde el norte hasta el sur.
El pesebre, sin embargo, no solo cuenta la historia sagrada de la Natividad, sino que también refleja la realidad actual de Belén y Palestina, una tierra marcada por la pobreza y el sufrimiento. «La mayoría de las familias de Belén y sus alrededores, estamos hablando de un 70%, dependen del turismo», explica Hasbun. La industria artesanal, que produce objetos de madera de olivo, nácar y cerámica, ha sido gravemente afectada, y muchas familias viven en condiciones de pobreza extrema. «Para algunas familias es incluso imposible encontrar comida», añade Hasbun, haciendo un llamado urgente a la solidaridad internacional.