El Sumo Pontífice, en una audiencia celebrada este jueves en la Sala del Consistorio del Vaticano, recibió a las Hermanas de San Félix de Cantalicio y a las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, quienes se encuentran participando en sus respectivos Capítulos Generales. Un total de 110 religiosas fueron recibidas por el Papa Francisco, quien les dio la bienvenida con especial afecto, saludando particularmente a las Madres Generales y agradeciendo su presencia para reafirmar su compromiso con el servicio a Dios y a la Iglesia.
Señaló el Papa, que el servicio es «sin duda un elemento que une a sus fundaciones, las cuales, aunque en circunstancias diferentes, tuvieron lugar en el mismo período histórico: el siglo XIX».
Seguidamente, el Papa Francisco dedicó unas palabras a la vida y obra de cada una de las congregaciones religiosas, haciendo hincapié en sus orígenes y en su incansable labor apostólica en favor de los más necesitados.
“En aquella época, Sofia Camilla Truszkowska, más tarde Sor Ángela María, fundó en Varsovia, en una Polonia devastada por la guerra, las Hermanas de San Félix de Cantalicio, al servicio de los niños, de las personas discapacitadas y de los jóvenes en situación de riesgo. De este comienzo destaca el episodio en el que, ante la escalada del conflicto armado, ella y sus hermanas decidieron atender a todos los heridos, independientemente del bando al que pertenecieran. Por ello, fueron acusadas de traición y la obra fue suprimida por las autoridades civiles. Fue la Providencia quien, tiempo después, la hizo renacer, quizá también gracias a su valeroso sacrificio, y la extendió más allá del océano, hasta América, de nuevo bajo el impulso del servicio, esta vez para ayudar a los inmigrantes polacos. Y desde entonces, en muchas otras partes del mundo”.
Asimismo, el Santo Padre hizo énfasis en que la peregrinación de las reliquias de Santa María Mazzarello representa un símbolo crucial para las Hijas de la Caridad, especialmente en este momento de celebración capitular. Este símbolo, según el Papa, las invita a no temer perder la seguridad que brindan las estructuras e instituciones, sino a permanecer fieles a la caridad. «Es importante que lo tengan presente en sus reuniones» y añadió «para recordarles que las estructuras no son la esencia, sino solo un medio. La esencia es el amor a Dios y al prójimo, ejercido con generosidad y libertad».
En otro punto de su discurso, el Pontífice mencionó que, al mismo tiempo que Santa María Mazzarello iniciaba su obra en Mornese, en Italia, otra joven, Benita Rossello, quien más tarde se convertiría en Sor María Josefa, también comenzaba una iniciativa similar en Savona, guiada por su Obispo. Señaló el Papa que ambas obras, estaban al servicio de los más necesitados, especialmente de los niños y jóvenes.
Para finalizar, animó a las Hijas de la Caridad a renovar su compromiso con la voluntad de Dios, permaneciendo fieles a los votos que han profesado y dóciles a la acción del Espíritu Santo. Las exhortó a entregarse plenamente a Dios y a darlo todo siempre con generosidad.