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Desde Panamá, donde se desarrolla la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa Francisco está al tanto de los hechos que ocurren en Venezuela.
El Sumo Pontífice reza por las víctimas y por todos los venezolanos, así mismo, la Santa Sede apoya todos los esfuerzos de Venezuela por evitar más sufrimiento.
Por su parte, los Obispos de Venezuela, declararon al 23 de enero, como una fecha histórica y de esperanza para su país.
Antes de las marchas del miércoles 23 de enero, la Conferencia Episcopal Venezolana había dado a conocer a través de un comunicado que estas manifestaciones convocadas por la Asamblea Nacional constituyen un “signo de esperanza” para lograr “cambios necesarios” en el desarrollo integral de la población venezolana.
23 de enero, una fecha histórica
El 23 de enero de 1958, recuerdan los Obispos en el comunicado, que es una fecha histórica para todos los venezolanos. “Es un signo inspirador del triunfo de la racionalidad social ante el abuso del poder; de la unidad del pueblo que se hallaba débil ante la desarticulación de un régimen de atropellos, de corrupción y de represión que encubría dentro de sí todos los males que un gobierno autoritario puede tener”. Hoy nos encontramos nuevamente con otro 23 de enero, a los 61 años de aquel acontecimiento que fue significativo en la lucha de la civilidad ante la barbarie, precisan los Obispos. Lo hacemos siendo conscientes del sufrimiento al que ha sido sometido el pueblo venezolano por la acción gubernamental, y hoy “vive una situación dramática y de extrema gravedad por el deterioro del respeto a sus derechos y de su calidad de vida, sumido en una creciente pobreza y sin tener a quien acudir”.