El Jubileo de la Misericordia ha sido convocado por el Papa Francisco para ser vivido intensamente en cada Iglesia particular, de manera que cualquiera pueda encontrar la misericordia de Dios Padre a través de la actividad solícita de la Iglesia. Es un gran regalo que el Santo Padre nos hace al abrir el arca de los tesoros de gracia que tiene la Iglesia. Este Año Santo está unido íntimamente a la MISERICORDIA.
El tema de la misericordia ha sido muy puntual en el Pontificado del Papa Francisco desde el primer momento, cuando desde la ventana del Palacio Apostólico, el Santo Padre nos invitó a vivir y aceptar la misericordia del Padre. Hizo también referencia al tema de la misericordia, citando un libro del Cardenal Kaspers.
La Bula de convocación del Jubileo, Misericordiae Vultus, publicada el 11 de abril 2015, ha iluminado esta iniciativa, espiritual y extendida a toda la Iglesia, proponiéndose como texto clave para reflexionar sobre el significado del Año Santo y para encontrar útiles orientaciones pastorales para su aplicación.
¿Qué es un Jubileo, un Año Santo?
La celebración del Jubileo se origina en el judaísmo. Es el tiempo del perdón, de la misericordia que se abre al pueblo de Dios. Consistía en una conmemoración de un año sabático que tenía un significado particular. Esta fiesta se realizaba cada 50 años. Comportaba el perdón de las deudas, la libertad para los esclavos, el cese de compromisos de arriendos de tierra o de derechos de pago de la misma. Era un espacio de aplicación de la justicia y del amor de Dios para los pobres. Durante el año se ponían a los esclavos en libertad, se restituían las propiedades a quienes las habían perdido, se perdonaban las deudas, las tierras debían permanecer sin cultivar y se descansaba. En la Biblia encontramos algunos pasajes donde se menciona la celebración judía. Tal vez el más importante se encuentre en el Levítico (Lv 25, 8).
La palabra Jubileo se inspira en el término hebreo de yobel, que alude al cuerno del cordero que servía como instrumento. Jubileo también tiene una raíz latina, iubilum que representa un grito de alegría. El Jubileo comenzaba con el sonido de un cuerno especial, que era usado para avisar el tiempo de la misericordia.
En la tradición católica, el Jubileo consiste en que durante 1 año se conceden indulgencias a los fieles que cumplen con ciertas disposiciones eclesiales establecidas por el Papa. Concretamente es la remisión de la pena temporal debido al pecado, debido al comportamiento equivocado del hombre frente al plan de Dios.
El Jubileo puede ser Ordinario o Extraordinario. La celebración del Año Santo Ordinario acontece en un intervalo de años ya establecidos. En cambio, el Año Santo Extraordinario se proclama como celebración de un hecho destacado. En ese año se da un perdón general, indulgencias y se hace un llamado a profundizar la relación con Dios y con el prójimo.
El Jubileo proclamado por el Papa Francisco es un Año Santo Extraordinario. El primer año jubilar fue convocado en el año 1300 por el Papa Bonifacio VIII. Desde allí se estableció que los siguientes jubileos se conmemoraran cada 25 años, con el objetivo de que cada generación experimente al menos uno en su vida.
El rito inicial del Jubileo comienza con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. Esta puerta solo se abre durante un Año Santo. La apertura de la puerta significa que se abre un camino extraordinario hacia la salvación. El Papa debe tocar la puerta con un martillo 3 veces mientras dice: “Aperite mihi portas justitiae, ingressus in eas confitebor Domino” “Abridme las puertas de la justicia; entrando por ellas confesaré al Señor”. En este caso, se trata de los 50 años de la Clausura del Concilio Vaticano II.
En la Diócesis de Cúcuta tendremos la Puerta Santa abierta en la Catedral de San José, en los templos Santuarios de la parroquia San Luis Gonzaga, San Antonio de Padua. En la zona rural tendremos la oportunidad de vivir el Jubileo en la Parroquia de Lourdes, Santuario de la Santísima Virgen y en la Parroquia de San Rafael de Gramalote, Santuario de Nuestra Señora de Monguí. Participemos todos en este tiempo de gracia y de misericordia.
Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid
Obispo de Cúcuta – (Colombia)