Dos imágenes de Nuestra Señora de Chiquinquirá peregrinan en los albergues de Cúcuta y de Villa del Rosario

“Yo quisiera que todos y cada uno de los deportados y los que sufren encuentren a la Santísima Virgen María; que Ella los proteja, los acompañe, los guíe y lleguemos a la verdadera paz en esta tierra. Ella es nuestra madre y creo que su presencia en los albergues será precisamente un gran don y un gran regalo de Dios”, señaló Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, obispo de Cúcuta, al referirse a esta acción pastoral y evangelizadora, que se suma al servicio y acompañamiento espiritual y humanitario que esta Diócesis ha brindado a los deportados y migrantes forzados, desde el primer momento.

En los albergues también se inició el rezo del Santo Rosario, transmitido por la emisora diocesana Vox Dei 1120 A.M., y la entrega de rosarios invitando a la estas personas que sufren a acogerse bajo el amparo de la santísima Virgen María, madre de Dios y madre nuestra, en medio de la difícil situación que afrontan.

La Diócesis de Cúcuta continua sirviendo a nuestros hermanos deportados y migrantes forzados, gracias al apoyo y generosidad de personas de buena voluntad, instituciones y organizaciones nacionales e internacionales (Secretariado Nacional de Pastoral Social, Abaco – el Banco de Alimentos Colombia, El Minuto de Dios, Adveniat), empresas, comunidades parroquiales y al apoyo de la Iglesia Católica Colombiana, que desde las distintas Diócesis y Arquidiócesis (Arquidiócesis de Bogotá, de Medellín, de Cartagena) han sido solidarios, logrando atender a esta población con elementos de primera necesidad (alimentos, útiles de aseo, ropa, hidratación, menaje, artículos para bebes, frazadas, etc.).

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