En la Iglesia Católica, octubre es el mes del Santo Rosario y de las misiones, estas, son llevadas a cabo por los bautizados, llevando el Evangelio por el mundo, a las periferias, a las ciudades, en cada rincón la Iglesia se hace presente con la Palabra, con trabajo pastoral, educativo y humanitario.
La misión es una labor en constante evolución, la labor evangelizadora no deja de crecer. Actualmente existen 1.115 territorios de misión, son un tercio de las diócesis de todo el mundo y ocupan en 43,13% de la superficie de la tierra. Es por esto que la Iglesia cuenta con el apoyo de las Obras Misionales Pontificias (OMP), como principal instrumento para atender las grandes necesidades con las que se encuentran los misioneros en su labor de evangelización por todo el mundo.
Las OMP ofrecen un constante apoyo espiritual y material para que los misioneros puedan anunciar el Evangelio y colaborar en el desarrollo personal y social del pueblo en medio del cual realizan su labor. Cuentan con un Fondo Universal de Solidaridad, donde reciben los aportes de los fieles y se reparten en función de las necesidades existentes en los territorios de misión.
OMP registra en el 2020: 179 nuevos territorios en misión; 1.251.628 Bautismos; 26.898 instituciones sociales; y 119.200 instituciones educativas; cifras que motivan a seguir enviando misioneros a cumplir las encomiendas del Señor, pero ellos necesitan un apoyo fundamental. Por esto, se realiza de manera especial el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND), donde los fieles realizan una ofrenda que esté dentro de sus posibilidades, para enviar al Fondo Universal de Solidaridad.
Durante la jornada del Domund, la Iglesia pone en oración a los misioneros, y los fieles bautizados participan con un aporte económico. Esta es una jornada mundial, que se lleva a cabo el penúltimo domingo de octubre, así lo estableció el Papa Pío XI en el año de 1926. En este año, el Domund es el 18 de octubre, bajo el lema: “Aquí estoy, mándame” (Is 6, 8). Atravesando las dificultades de la pandemia, los misioneros también se han visto afectados, pero la Iglesia espera que esto no obstaculice los donativos, ya que las misiones muestran cómo la Iglesia ha seguido adelante con el mandato de Jesús de ir y hacer discípulos hasta los confines de la tierra, aún en la emergencia sanitaria.
En Colombia, la caridad misionera es una de las dimensiones de la misión, ya que todos pueden contribuir sin importar el valor económico, para ayudar al sostenimiento de los territorios de misión. Además, se ofrece el valor humano, el tiempo, los dones y carismas se ponen al servicio de las misiones. Las otras tres dimensiones son la formación, profundizar en el conocimiento del Evangelio; la oración, interceder por los misioneros y discernir sobre la misión propia; y ser testigos de la misión, con el ejemplo de hombres y mujeres verdaderamente entregados al anuncio del Evangelio. Y es que, desde el Centro Nacional Misionero en unión con las OMP, se invita a vivir el mes de las misiones 2020, recordando que “en la pandemia, la Iglesia evangelizando”.
Mensaje del Santo Padre Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones 2020 «Aquí estoy, mándame» (Is 6, 8)
En este año, marcado por los sufrimientos y desafíos causados por la pandemia del COVID-19, este camino misionero de toda la Iglesia continúa a la luz de la palabra que encontramos en el relato de la vocación del profeta Isaías: «Aquí estoy, mándame» (Is 6,8). Es la respuesta siempre nueva a la pregunta del Señor: «¿A quién enviaré?» (ibíd.). Esta llamada viene del corazón de Dios, de su misericordia que interpela tanto a la Iglesia como a la humanidad en la actual crisis mundial. «Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos.
La misión es una respuesta libre y consciente a la llamada de Dios, pero podemos percibirla sólo cuando vivimos una relación personal de amor con Jesús vivo en su Iglesia. Preguntémonos: ¿Estamos listos para recibir la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida, para escuchar la llamada a la misión, tanto en la vía del matrimonio como de la virginidad consagrada o del sacerdocio ordenado, como también en la vida ordinaria de todos los días? ¿Estamos dispuestos a ser enviados a cualquier lugar para dar testimonio de nuestra fe en Dios, Padre misericordioso, para proclamar el Evangelio de salvación de Jesucristo, para compartir la vida divina del Espíritu Santo en la edificación de la Iglesia? ¿Estamos prontos, como María, Madre de Jesús, para ponernos al servicio de la voluntad de Dios sin condiciones (cf. Lc 1, 38)? Esta disponibilidad interior es muy importante para poder responder a Dios: “Aquí estoy, Señor, mándame” (cf. Is 6, 8). Y todo esto no en abstracto, sino en el hoy de la Iglesia y de la historia.
La celebración la Jornada Mundial de la Misión también significa reafirmar cómo la oración, la reflexión y la ayuda material de sus ofrendas son oportunidades para participar activamente en la misión de Jesús en su Iglesia. La caridad, que se expresa en la colecta de las celebraciones litúrgicas del tercer domingo de octubre, tiene como objetivo apoyar la tarea misionera realizada en mi nombre por las Obras Misionales Pontificias, para hacer frente a las necesidades espirituales y materiales de los pueblos y las iglesias del mundo entero y para la salvación de todos.
Que la Bienaventurada Virgen María, Estrella de la evangelización y Consuelo de los afligidos, Discípula misionera de su Hijo Jesús, continúe intercediendo por nosotros y sosteniéndonos.
Roma, San Juan de Letrán, 31 de mayo de 2020, Solemnidad de Pentecostés. Francisco.
Donaciones: Obras Misionales Pontificias de Colombia https://ompdecolombia.org/donaciones whatsApp: 302 409 9316