Sagrada Eucaristía en el primer aniversario de fallecimiento de la familia Rangel Páez

Misa de exequias de la familia Rangel Páez, 12 de enero de 2021. Foto: Centro de Comunicaciones Diócesis de Cúcuta

El 9 de enero del año 2021, siendo las 5:15 de la mañana, un voraz incendio consumió la vida de los cinco integrantes de la familia Rangel Páez: los esposos Nelson Enrique Rangel Vera y Elia­na Mildred Páez Cadena, junto a sus hijos menores de edad (Daniela, Juan y Nicolás).

Al parecer un corto circuito en la casa número 0AE-50 de la calle 3N del ba­rrio La Capellana (hogar de la fami­lia Rangel Páez), originó las llamas, afectando rápidamente viviendas continuas, donde lamentablemente fallecieron dos personas más; en un inmueble pereció Lucy Amaya, y en otro, Ana Benilda Becerra. Además, se registraron seis personas heridas.

Este hecho conmocionó a toda la ciu­dad y como comunidad de creyentes, un año después se conmemoró su aniversario, entregando como ofren­da a Dios, la Sagrada Eucaristía por los difuntos.

En la Organización La Esperanza se realizó la celebración eucarística este lunes 10 de enero, presidida por el Obispo de la Dióce­sis de Cúcuta, Monseñor José Libar­do Garcés Monsalve; concelebrada por el sacerdote Ender Gabriel Ruiz Villamarín, capellán de la entidad; con la presencia de familiares y ami­gos de la familia fallecida.

“Me uno como Obispo diocesano a este aniversario, para orar por el eter­no descanso de nuestros hermanos; acompaño a su familia como un gesto de solidaridad y cercanía de la Dióce­sis”, expresó Monseñor José Libardo, quien resaltó en su homilía que, “las realidades como el sufrimiento, el dolor, la enfermedad y la muerte se quedan sin explicación desde la razón humana”, aseguró que a pesar de “los adelantos científicos y tecnológicos, hay cosas sin comprender”, por tanto, “lo que no tiene explicación, tiene su razón en Dios, y desde la fe en Él, en­contraremos las respuestas, porque la fe nos permite entregar nuestra vida en sus manos”.

De esta manera, Monseñor aseguró que los seres queridos fallecidos se han unido al Señor, porque “Nuestro Señor Jesucristo entregó su vida en la Cruz, para darle sentido a nuestro sufrimiento, y para unirnos a Él”. Ex­plicó que la vida humana se transfor­ma para vivir eternamente en la glo­ria de Dios.

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