“La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14)

Por: Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta 

Estamos próximos a comenzar la Novena de Navidad que nos prepara para celebrar el nacimiento de Nuestro Señor Jesu­cristo, que viene a darnos la salva­ción: “Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros y hemos visto su gloria” (Jn 1, 14), que nos da la luz para no tropezar en las ti­nieblas del mal y el pecado. Jesús se nos presenta como la estrella que guía nuestros pasos en el caminar de la vida, para que lleguemos un día a contemplar la gloria de Dios.

Las reflexiones navideñas tienen como tema principal el lema del trabajo pastoral para el 2023 que nos dice: “Caminemos juntos”, iluminados por la pregunta del profeta Amós: “¿Caminan acaso dos juntos, sin haberse puesto de acuerdo”? (Am 3, 3), que nos ayudará a fortalecer el “encuentro con Jesucristo” desde la fe, la es­peranza y la caridad, como pilares importantes que debemos fortale­cer en este tiempo de gracia que el Señor nos concede y que nos lleva a consolidar los vínculos familia­res, en ambiente de oración que nos pone en relación directa con Nues­tro Señor Jesucristo, que viene a nuestro encuentro a habitar en me­dio de nosotros, hasta llevarnos un día a participar de su gloria.

En el itinerario de vida cristiana de nuestras familias, tenemos el recur­so de contemplar a Jesús que nace en la familia de Nazaret, para traer­nos la paz, dejándonos transformar por la gracia de Dios que sana nues­tros corazones y nuestros hogares y de esa manera caminemos juntos, celebrando la vida, con ánimo re­novado y con la esperanza puesta en el Señor. Así lo ex­presa el Documento de Aparecida cuando afirma: “En el seno de una familia, la persona descubre los motivos y el camino para pertenecer a la familia de Dios. De ella recibimos la vida, la primera ex­periencia del amor y de la fe. El gran te­soro de la educación de los hijos en la fe consiste en la experiencia de una vida familiar que recibe la fe, la conserva, la celebra, la transmite y testimonia” (DA 118).

Con estas palabras de Aparecida reconocemos el valor de la fe en la vida familiar, que nos permite crear ambientes sanos y fraternos, ayudados por la comunidad de cre­yentes que es la Iglesia, que celebra con gozo el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, que se ha hecho hombre, para abrirnos caminos de conversión y que de esa manera caminemos juntos, celebrando la vida; fortalecidos por la gracia de Dios, dando testimonio del perdón la reconciliación y la paz en la fa­milia, recibiendo al pie del pesebre el regalo más grande que nos trae Jesús.

Al prepararnos para la Navidad tengamos presente la necesidad de crecer en la fe en el Señor Jesús, fortale­cer la esperanza en Él y vivir la caridad per­sonal y comunitaria­mente. Interioricemos durante este tiempo el mensaje concreto que el Señor nos ofrece en su Palabra, para recibir su perdón y crecer en la reconciliación y la paz que sostiene nuestra vida personal y familiar.

Los animo a valorar el hogar como lugar de encuentro con Dios y con los hermanos, haciendo de la reu­nión familiar para la Novena de Navidad, un espacio donde brille la gracia y la presencia de Dios, tal como nos lo enseña Aparecida cuando dice: “Creemos que ‘la fa­milia es imagen de Dios que, en su misterio más íntimo no es una soledad, sino una familia’. En la comunión de amor de las tres Personas divinas, nuestras fami­lias tienen su origen, su modelo perfecto, su motivación más bella y su último destino” (DA 434).

Navidad es celebrar el encuen­tro con Jesucristo, que viene a nosotros y se queda para iluminar nuestros pasos por el camino del perdón, la reconciliación y la paz, invitándonos a comunicar la Bue­na Nueva del Evangelio. Que el gozo de la Navidad, en donde con­templamos a Jesús entre nosotros, nos mueva a reflexionar y a buscar nuevas maneras de ser solidarios, para continuar en el año venidero participando con entusiasmo en la construcción de una sociedad más fraterna y que caminemos juntos, celebrando la vida en comunión, participación y misión, escuchando juntos, en familia, al Espíritu San­to.

A todos les auguro que el Niño Je­sús los colme de bendiciones en esta Navidad que vamos a celebrar y les deseo un año nuevo 2023, lle­no de muchas gracias del Señor, para que recibamos el perdón de Dios que viene a nuestros corazo­nes, invitándonos a perdonar a los hermanos, para vivir reconciliados y en paz con todos y que en familia caminemos juntos celebrando la vida y abrazando la Cruz del Señor fortalecidos por la gracia de Dios, podamos ser instrumentos de paz para muchos hermanos nuestros. Que la Santísima Virgen María, madre de la Paz y el glorioso Pa­triarca san José, custodio del niño Jesús, alcancen del Señor la gracia de vivir este tiempo en la espera gozosa del Señor.

En unión de oraciones, reciban mi bendición.

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