Como Iglesia local, esta Diócesis, que ha estado desde el primer momento acompañando espiritual, pastoral y humanitariamente la crisis generada con la deportación de 1.097 colombianos y la migración forzada de 9.826 connacionales, según cálculos del PMU al 30 de agosto, expresa gratitud a los cientos de bautizados, sacerdotes, religiosos, diáconos, seminaristas, agentes pastorales y fieles en general que a lo largo y ancho de Colombia se han movilizado contribuyendo a la atención de estas personas en estado de vulnerabilidad.
“La atención a los demás en la reciprocidad es también reconocer el bien que el Señor realiza en ellos y agradecer con ellos los prodigios de gracias que el Dios bueno y Todopoderoso sigue realizando en sus hijos (Papa Benedicto XVI – Cuaresma 2012- n.3).
Dios bendiga su solidaridad. Continuamos sirviendo y acompañando desde la fe a quienes han tenido que dejarlo todo tras el cierre de frontera y la declaración del Estado de Excepción por parte del gobierno de Venezuela, el pasado 21 de agosto.