Fotos: Centro de Comunicaciones de la Diócesis de Cúcuta
En la mañana del 1 de febrero, los fieles bautizados de la Iglesia Particular de Cúcuta y la familia salesiana se congregaron en la Catedral San José, para conmemorar el centenario de la pascua del beato padre Luis Variara, fundador del movimiento secular que lleva su nombre y del Instituto de las Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y María.
Sacerdotes diocesanos, salesianos de don Bosco, las Hijas de María Auxiliadora, religiosos de varias Diócesis, laicos, ex alumnos y estudiantes de los colegios Padre Luis Variara y Sagrados Corazones, y autoridades civiles, atendieron esta cita en torno a la mesa del altar, para recordar que el beato encarnó el espíritu de las bienaventuranzas, convencido de que su recompensa sería grande en el Cielo.
La Sagrada Eucaristía fue presidida por el Arzobispo emérito de Villavicencio, Monseñor Óscar Urbina Ortega, quien a propósito de las bienaventuranzas, señaló que esta Palabra se cumplió en el beato, porque él buscó a los más sencillos, a los más pobres, para servirles y “no dudó en crear esa casa en nuestro país (Agua de Dios, Cundinamarca), para recibir a los más excluidos, a los leprosos; porque en ese tiempo, como en los tiempos de Jesús, se marginaba al enfermo de lepra, y “al padre Luis Variara no le dio miedo”, a ellos les devolvió la dignidad y los acompañó, “porque más que sanar sus heridas físicas, sanó sus corazones”.
El padre Luis Variara murió un día después -en su lecho de enfermo- de haber conmemorado la pascua de su modelo a seguir, san Juan Bosco. Asimismo, sus discípulos agradecen a Dios, por ver con esperanza que “el alma del padre está en el Reino de la infinita bienaventuranza”, así lo afirmaba don Felipe Rinaldi (rector mayor de los salesianos) en una carta escrita el 30 de marzo de 1923, dirigida a la madre superiora del Instituto, sor Ana María Lozano.
Esta misiva fue referenciada en la Santa Misa, por la madre Eulalia Marín Rueda, Superiora General del Instituto de las Hijas de los Sagrados Corazones, para resaltar el testimonio de su vida y el signo de la pascua, una total esperanza de la retribución que habrá recibido por parte de Dios, y que anima a los cristianos en la tierra, a seguir el modelo de este sacerdote salesiano.
Con la celebración eucarística de este primero de febrero, también se dio apertura al año jubilar de la pascua del beato padre Luis Variara; los salesianos piden al Señor su pronta canonización, porque encuentran en el beato, a un padre, un amigo, un confidente y un modelo para imitar, por su entrega incondicional a los niños, los jóvenes y los enfermos, prioritariamente los de lepra.
Antes y después de la Santa Misa, alrededor del parque Santander, en el corazón de la ciudad, se realizaron actos conmemorativos con las bandas de las instituciones educativas, con la participaron del estudiantado y toda la comunidad presente en la solemne celebración.
Luis Variara Bussa nació el 15 de enero de 1875 en Viarigi, Italia. Llegó siendo un adolescente al oratorio de don Bosco, donde tuvo la oportunidad de vivir la experiencia de una familia espiritual. Con don Bosco, Luis aprendió la importancia de la alegría y la educación, como medios para ser feliz y buscar la santidad.
El 6 de agosto de 1894 llegó a Agua de Dios (Cundinamarca, Colombia), haciendo de este lugar de dolor, un lugar de esperanza, cuidando de los enfermos de lepra.
El 24 de abril de 1898 fue ordenado sacerdote en Bogotá. Desde entonces, se dedicó servir a Dios y a los más jóvenes, los más pobres y a los enfermos de lepra.
El padre Luis Variara murió el 1 de febrero de 1923 a los 49 años de edad en la ciudad de Cúcuta, en la casa de la familia Faccini, ubicada en la calle 11 con avenida 2, donde actualmente queda el colegio Sagrados Corazones y la Casa Museo, que lleva su nombre. En 1932 sus restos mortales fueron trasladados a la capilla de las Hijas de María Auxiliadora en Agua de Dios.